Afortunadamente, siempre hay
en esta vida personas que te enseñan algo, que te instruyen con sus
conocimientos y contribuyen a agrandar los tuyos.
Eso me ha ocurrido esta tarde,
cuando me encontraba en Algeciras en una comida corporativa con antiguos
compañeros y amigos de aquella ciudad.
En esas charlas que se
producen cuando los efluvios del etílico comienzan a hacer sus efectos y el
cargado estómago te pide un receso, se suele hablar de cosas intrascendentes,
incluso aburridas, lo que en nada contribuye a despejar la modorra que
comienzas a sentir.
Pero no siempre es así y hoy
no lo ha sido, pues cuando tras los postres, unos cuantos salimos al exterior a
respirar un poco de aire fresco, mi buen amigo y antiguo compañero Pedro, me
relataba una anécdota que encierra unos conocimientos que creo que son
interesantes para compartir con los lectores.
Resulta que un colega suyo que
se las da de todo lo que no es, presumía de historiador, de escritor sobre la
historia y de tener más conocimientos que nadie.
En ese afán de deslumbrar, el
colega venía a afirmar que la Guardia Civil, tras su unificación con el Cuerpo
de Carabineros, era la fuerza policial más antigua en la lucha contra el
contrabando.
Efectivamente, el cuerpo de
Carabineros fue creado por Real Decreto de Fernando VII, el 9 de marzo de 1829,
como cuerpo armado de carácter militar y tenía como misión la vigilancia de las
costas y las fronteras para la represión de fraude fiscal y del contrabando,
era por tanto un cuerpo que hoy contaría con casi dos siglos de historia, pero
que en 1940 y tras la guerra civil, fue integrado en el Benemérito Instituto y
aunque se han conservado algunos signos de identidad del desaparecido cuerpo,
lo cierto es que ya casi nadie se acuerda de él.
Pocos años después de su
creación como cuerpo de ejército, pasaron a depender del Ministerio de
Hacienda, lo que produjo un considerable abandono de sus principios militares y
pocos años más tarde, ya en 1842, era un cuerpo totalmente inoperante.
Unos lustros después se le
revitalizó, adscribiéndolo de nuevo al Ministerio de la Guerra, lo que supuso
un considerable empuje y así llegó hasta 1936 en el que el cuerpo tenía poco
más de dieciséis mil hombres, de los que las dos terceras partes se pusieron
del lado de la República, en donde se convirtieron en una especie de élite
militar, pues tenían armas, formación y disciplina, circunstancias de las que
carecían casi todos los ejércitos republicanos.
Eso, posiblemente, contribuyó
a su desaparición e integración en la Guardia Civil, que consiguiendo de
prestado los más de cien años que los carabineros llevaban servidos, se
autocalifican como el cuerpo más antiguo en la represión del contrabando.
Pero resulta que eso no es
cierto y mi amigo Pedro sacó al pseudohistoriador de un error de bulto, cuando
le vino a decir que a tenor de lo que narraba, se veía que no conocía bien la
historia y que desde luego ignoraba la existencia de un cuerpo llamado “Escopeteros
de Getares” que le
sacaba a los carabineros más de un siglo de antigüedad, en lo que a la
prevención y represión del contrabando se refiere.
Getares es una preciosa
ensenada situada al sur de Algeciras, casi frente a Punta Europa, lo más
meridional del Peñón de Gibraltar y por donde tradicionalmente se han producido
desembarcos, invasiones, contrabando y últimamente alijos de drogas y
desembarco de inmigrantes.
Con la pérdida de la
importante plaza de Gibraltar en 1713, como consecuencia del tratado de Utrech,
las costas inmediatas al Peñón quedaron aún más expuestas a los enemigos
británicos y a los piratas berberiscos, que con sus continuas incursiones y
correrías hacían un considerable daño en las haciendas del litoral.
Para evitar esta serie de
tropelías que constantemente y desde muy antiguo se padecían, la ciudad de
Tarifa levantó, en el año 1705, un grupo de cuarenta hombres, expertos
tiradores, que al mando de un capitán de la misma ciudad llamado Gaspar Salado,
recibió el nombre de Compañía de Escopeteros.
Salado era un valeroso capitán
de las milicias urbanas que supo transmitir su espíritu militar a la incipiente
compañía, que en breve tiempo había sabido prestar un buen servicio a la
sociedad, reconociéndose por todos los estamentos oficiales su utilidad. Por
eso, ese mismo año le fue expedida una cédula real declarando a aquellos
escopeteros como Compañía de Ejército y señalando que su ubicación sería en las
alturas de la playa de la ensenada de Getares, lugar prominente y de muy buena
visibilidad, a poniente de Gibraltar y desde donde se podía descubrir a los
enemigos mucho antes de que llegaran a tierra, preparando la defensa que
consistía fundamentalmente en la puntería de los disparos de los escopeteros,
todos ellos magníficos tiradores.
Doce años más tarde y ya
plenamente demostrada la valía de aquella exigua fuerza, fue considerablemente
incrementada con otros cuarenta hombres y un nuevo mando, esta vez un teniente.
Si analizamos los sueldos que
los diferentes integrantes de la compañía, se observa que debían ser un cuerpo
de élite, pues el capitán cobraba mensualmente 450 reales, el teniente 320 y la
tropa 112 reales y 32 maravedís, además de las mismas raciones de pan que las
demás fuerzas del ejército.
Se dividió la compañía en dos
secciones que actuaban a levante y poniente de Gibraltar y que incluso
empezaron a embarcar a sus hombres para dar protección en la mar contra los
piratas que asaltaban las embarcaciones que mercadeaban entre las dos orillas
del Estrecho.
La sección de Getares, la
principal, mantuvo su establecimiento en aquel puesto, aunque se dispuso que
abandonaran las alturas y se trasladasen al fuerte del Tolmo, sito en la
ensenada del mismo nombre que, aunque continuaba siendo municipio de Algeciras, está mucho más
próximo a Tarifa.
Ensenada
del Tolmo, con Gibraltar al fondo
A principios de la década de
los sesenta volvieron a trasladarse, esta vez a Algeciras, mientras los que
prestaban servicio a levante del Peñón, es decir en lo que hoy son las playas
de La Línea de la Concepción, lo hicieron a San Roque.
Finalmente, en 1867, toda la
compañía se trasladó a San Roque, donde se acuartelaron, aunque al personal que
estaba casado, se le permitía residir en sus casas con su familia.
Al consultar documentación
sobre este peculiar cuerpo de ejército, me encontré una información que me
pareció cuando menos interesante y es que lo que ahora conocemos como la
Comarca del Campo de Gibraltar, cuando el Peñón se convirtió en colonia
británica, aquella misma zona se conocía como Campo de San Roque, en donde
existía un Comandante General que tenía la máxima autoridad militar de la zona.
Desconozco la razón por la que
se cambió la denominación de la comarca y precisamente, cuando nos fue
arrebatada la importantísima plaza del Peñón, pues dejamos de llamarla como se
hacía antiguamente, Comarca del Campo San Roque, para llamarla del Campo de
Gibraltar.
Como cuerpo de ejército,
tomaron parte en la Guerra de la Independencia y en 1811 a las órdenes del
Comandante General del Campo de San Roque, tomaron Medina Sidonia y
participaron en la célebre batalla de Chiclana. Sin embargo y pese a la
importancia que había tenido en su lucha contra el contrabando e incluso su
brillante actuación en la guerra, cuando en el año 1819 se afrontó la
reorganización del ejército, el cuerpo de Escopeteros de Getares fue suprimido.
Cuando se estaba produciendo
la disolución del cuerpo, se produjo el levantamiento del general Riego, el uno
de enero de 1820 en la localidad sevillana de Las Cabezas de San Juan y los
Escopeteros no dudaron ni un momento de unirse al levantamiento, suspendiendo
así su disolución.
Pero nuevamente en 1829, al
producirse otra reorganización del ejército, volvió a decretarse la disolución
de este cuerpo, tras ciento veinticinco años de historia.
Si se presta un poco de
atención a las fechas, se ve que el año en que, por fin, se disuelven los
escopeteros, es el mismo en que se crea el Cuerpo de Carabineros.
No es una casualidad, más bien
cabría pensar que de la experiencia extraída en los muchos años de actuación de
los de Getares, se entendió que era una idea para tener en cuenta y aplicarla a
todo el territorio nacional, razón por la cual se crea un nuevo cuerpo que
tiene presencia en todas las playas españolas y en el que es muy posible que se
integrasen los escopeteros que quisieran permanecer en servicio. Tampoco pasa
inadvertida la proximidad que existe entre las palabras “escopeta” y “carabina”
Actualmente la Policía Local
de Algeciras tiene como uniforme de gala, el que portaban los antiguos
escopeteros y la ciudad, en reconocimiento a la magnífica labor desarrollada,
ha levantado, en la playa de Getares, una estatua conmemorativa del primer
cuerpo represor del contrabando existente en España, le pese a quien le quiera
pesar.
Jajaja, a quien más le va a pesar es al pseudo historiador si le tu artículo.
ResponderEliminarHay muchos de estos por ahí,
autodenominándose historiadores, incluso cronistas oficiales.
Muy interesante, salu2
Jjjjjjjj.....
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