En
realidad el título no es correcto, aunque en toda la documentación que he
manejado, se dice así, Incluso que fue la primera en crearse, lo cierto es que
unos años antes de nacer esta universidad, los jesuitas crearon en 1590 la más
antigua de Asia, pero se cerró en 1770 como consecuencia de la expulsión de la orden religiosa de todos los territorios españoles, por tanto a la que nos vamos a
referir es a día de hoy las más antigua en funcionamiento.
Hecha esta
breve aclaración pasamos a desarrollar el artículo.
Asia es un
continente antiguo. Muy antiguo. Cuando los primeros europeos llegaron a Asia
quedaron impresionados por su cultura milenaria, sus riquezas, el refinamiento
de sus costumbres, el lujo de sus casas o de sus atuendos y en fin, muchas
otras cosas que los asiáticos, chinos, indios y japoneses, sobre todo, tenían
como cotidiano y sin embargo para el europeo era impensable.
El primer
relato de viajes a China, Mongolia y el Asia Central, el de Marco Polo, se escribe
a finales del siglo XIII, cuando Marco Polo coincide en prisión con Rusticello
de Pisa, un escritor que, como él, luchaba a favor de la República de Venecia,
contra la de Génova.
Marco le
cuenta la historia de sus viajes y su relación con Kublai Kan y el escritor las
lleva al papel.
De niños
todos las leímos y soñamos con las maravillas y las aventuras que se describen.
Pero a
pesar del lujo y el boato con que las clases altas de las sociedades asiáticas
se arropaban, en ningún momento ese bienestar alcanzaba a las clases populares
que seguían viviendo en un estado total de abandono y con una escurrida cultura
y economía de supervivencia.
Ni Japón,
ni China en donde los primeros religiosos jesuitas que llegaron, se encontraron
a una clase poderosa rodeada de lo que desde entonces se llama “lujo asiático”,
pudieron encontrar detalle alguno de que los gobernantes sintieran preocupación
por su pueblo.
En aquella
época, siglos XV y XVI, el este de Asia estaba muy feudalizado pero ningún
gobernante feudal sentía la más mínima inclinación de satisfacer a sus súbditos.
Buena
prueba de ello es la tremenda incultura que padecía toda la población, donde el
analfabetismo alcanzaba cuotas difíciles de imaginar hoy día.
Por eso,
los primeros viajeros que llegaron a Asia, sobre todo portugueses y españoles,
se encontraron con el panorama ya descrito.
No había
escuelas en donde se enseñara a leer y escribir, aunque sí se le preparaba como
guerreros o para otras actividades y ni que decir tiene que no encontraron
ninguna universidad.
En el año
1565, Legazpi protagoniza el primer asentamiento español en las islas que más
tarde serían llamadas Filipinas, en honor al rey Felipe II y comienza la
culturización de un pueblo que vivía al borde de la prehistoria. Acompañado por
algunos sacerdotes, sobre todo agustinos y dominicos, aunque más tarde también
jesuitas, se inicia un proceso que tiene un doble sentido en la mentalidad de
la época; primero extender la religión católica, luego dar al pueblo una mínima
instrucción que le permita una supervivencia más agradable por sus propios
medios.
Mucho
debieron prosperar las cosas en aquel montón de islas porque cincuenta años
después un dominico, tercer arzobispo de Manila, sembró el embrión de lo que
sería la primera universidad de Asia.
Poco
sabemos de aquel arzobispo, pero hay algunas notas que le definen. Su nombre
era Miguel de Benavides y Añoza y había nacido en Carrión de los Condes,
provincia de Palencia, en el año 1552.
Con quince
años inició su vida religiosa en la orden dominica de Valladolid y en 1586,
habiendo adquirido cierto prestigio por sus cualidades intelectuales, marchó a
Filipinas.
Cuatro
años después, fue de los primeros dominicos que entraron en China, donde
permaneció algunos años, durante los que adquirió tal conocimiento del idioma
chino, que le permitieron escribir la primera gramática en lengua china.
Fue
nombrado obispo de la diócesis de Nueva Segovia, en la isla de Luzón y
posteriormente arzobispo de Manila, la más antigua diócesis de las Filipinas.
Preocupado
por la cultura y la formación de las personas, el arzobispo Benavides fundó lo
que sería la segunda universidad de Filipinas, aunque la magna obra quedó en
embrión durante algunos años, si bien se fueron adquiriendo libros y material
con el que surtir su biblioteca.
El fundador Miguel Benavides Añoza
En 1605
falleció el arzobispo Benavides, donando su gran biblioteca y todos sus
recursos personal a los fondos de la universidad que todavía quedaba más en la
intención y el ánimo de los que la impulsaban que en la realidad, pues lo único
que funcionaba era un seminario.
Por fin,
en el año 1609, se solicitó del rey Felipe III una licencia que permitiera
crear una universidad en Manila. De manera extraña, a pesar de que España está
sufriendo una gravísima crisis económica, consecuencia de la multitud de
frentes bélicos que tiene abiertos, la universidad se funda y empieza su
construcción el 28 de abril de 1611.
En esa
fecha el notario general de Filipinas, Julián Illián, certificó el acta de
fundación de la que se llamaría Colegio Nuestra Señora del Rosario, cambiando
posteriormente su nombre a Colegio de Santo Tomás, hasta que el papa Inocencio
III lo elevó al rango de universidad en 1645 y que más tarde sería adornada con
los títulos de Pontificia y Real Universidad Católica de Filipinas.
Desde el
año 1865, la universidad tiene la autorización para dirigir y supervisar a
todas las escuelas en Filipinas, autorización otorgada por la reina Isabel II.
Las
intenciones religiosas de cristianizar el archipiélago dieron su fruto
y aun se conservan muchos vestigios de la presencia hispana, así como
muchos creyentes cristianos que son el 90% de la población, de los que el 80% son católicos. Es el país con más católicos de Asia, el siguiente es Timor Oriental y el tercero del mundo, tras Brasil y Méjico.
Ese dato
le da aún más carácter a la universidad católica y en la actualidad se ha
convertido en la mayor universidad católica del mundo.
Su fama en
toda Asia es tal que de muchos países del continente acuden estudiantes para
formarse en sus aulas y en un recuento realizado hace unos años, tenía más de
cuarenta mil alumnos.
En sus
aulas ha estudiado gran parte de la élite intelectual, social y política de
Filipina y de otros países.
Los
primeros cursos que se impartieron en sus aulas, veinticinco años antes de que
se fundara la universidad de Harvard, la más prestigiosa de Estados Unidos,
fueron: derecho canónico, teología, filosofía, lógica, gramática, arte y a
partir de finales del siglo XIX, farmacia y medicina.
A
principios de los años veinte del siglo pasado, los edificios destinados a
universidad, construidos dentro del casco amurallado de Manila, empezaron a
quedarse cortos y fue necesario sacarla al exterior, construyéndose un edificio
que se inauguró en 1927 y que fue el primero construido con protección contra
terremotos y en donde se admitieron mujeres en sus aulas.
Aspecto actual de la Universidad de
Manila
Como dice
Elvira Roca Barea en su libro Imperiofobia y Leyenda Negra, el odio de los
países que fomentaron la leyenda contra España, les ha impedido ver la realidad
de lo que los descubrimientos y las conquistas españolas han supuesto de
verdad.
Ningún
otro país colonizador ha creado universidades en sus colonias, ni provocado el
fenómeno étnico del mestizaje. Ingleses, holandeses daneses, alemanes o
franceses que han poseído colonias por todo el mundo no crearon ni una sola
universidad, ni se mezclaron con la población indígena. Se limitaron a sacar
cuantas riquezas pudieron y comerciar a base de la explotación de los nativos.
Solamente Inglaterra creo universidades en sus colonias de Norteamérica, pero no eran para los nativos, sino para sus colonizadores.
Ni
siquiera se molestaron en propagar su fe, la que fuera, que en aquella época
era de vital trascendencia.
Sin embargo España, allá donde fue se preocupó por extender la fe católica, extender la cultura e integrarse en el medio en que se desenvolvía. De ahí surgieron grandes personalidades en el mundo de la religión, con muchos de ellos elevados a los altares, de la misma manera que surgieron grandes literatos, militares y profesionales de todas las ramas.
Pero no importa, lo mismo que en España parece que no hay democracia plena, aunque disfrutamos de todas sus ventajas, tampoco desistiremos de achacarnos, nosotros mismos la Leyenda Negra.
No entiendo muy bien lo que ha querido decir con que la mayoría de Filipinas es musulmana. Lo cierto es que Filipinas es el único pais asiático del mundo católico con un 80% de su población fiel a Roma mientras que hay un 10 % de otras confesiones y solo un 5 % musulman (aunque si es verdad que son muy "ruidoso" por los atentados que perpetran). De hecho es el tercer pais del mundo con más católicos después de Brasil y Mejico.
ResponderEliminarEvidentemente se me ha deslizado un dato erróneo imperdonable. Pido disculpas a los lectores y ya lo he corregido. Gracias Viasco.
EliminarReferente a la leyenda negra, gracias a Dios no faltan historiadores, como Jean Dumont o Pablo Victoria, que actúan a modo de contrarreforma con sus obras. Hay un video en las redes muy interesante de este ultimo hablando de la hispanizacion de America desmontando punto por punto la leyenda negra con datos y comparaciones con el "lado" británico que no solo es muy interesante sino que, además, es muy gratificante y recomiendo.
ResponderEliminarLa leyenda negra como tú muy bien dices existe,no obstante siempre nos hemos mezclado con los aborígenes (al contrario de los ingleses), y hemos llevado nuestra religión y lengua a todos los confines...
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