miércoles, 12 de mayo de 2021

EL MAS RICO DE TODOS LOS RICOS

 

He querido buscar documentación sobre el personaje del que me dispongo a escribir y no he encontrado prácticamente nada en español y si mucho en inglés y alemán, pero eso no me ha hecho desistir de sacar a la luz pública a un hombre, totalmente gris, al que se le considera que ha sido el más rico de todos los ricos que a lo largo de siglos han existido: Jacob Fugger.

Si se pudiera comparar su fortuna con otras perfectamente conocidas, cosa que no es posible por muchas razones, se especula que sería muy superior a la de todos los magnates actuales juntos: Bill Gates, Carlos Slim, Mark Zuckerberg y algún otro. Y sin embargo ha pasado completamente desapercibido y solo algunas personas han tenido conocimiento de su existencia.

Creemos que nuestros financieros actuales, los deportistas, los hombres de negocios o los actores de Hollywood, por citar algunos gremios que se tienen por ganar fortunas, son los que más dinero han ganado, pero no es así. Hoy lo veremos con este casi desconocido personaje y como hace ya unos años hicimos con otro sobre el que publiqué un artículo en 2013 y que se trataba del deportista mejor pagado de la historia que resultaba ser un conductor de cuadrigas romanas (puedes consultar el artículo en este enlace: http://unalupasobrelahistoria.blogspot.com/search?q=el+deportista+mejor+pagado ).

En el caso de Jacob Fugger (conocido en España como Jacobo Fúcar) se trata de alguien que vivió en una de la épocas de mayor esplendor que ha experimentado la historia: El Renacimiento, en donde aparte de la proliferación de artistas y humanistas en casi todas las ramas del saber, el mundo occidental estaba conformado por dos grandes poderes que eran el Sacro Imperio Romano y la Iglesia, con su papa al frente.

Pues bien, a esos dos grandes poderes los financió Jacob Fugger, hasta el extremo de que Carlos I de España, no hubiera sido V de Alemania de no ser por las “pelas” que le prestó Jacobo.

Fugger, apodado “El Rico”, nació el 6 de marzo de 1459 en Augsburgo, al sur de Alemania, hijo de un padre con los mismos nombres que fue obrero tejedor, concejal y comerciante y al que para diferenciarlo de su hijo, se le llamaba “Jacob, el Viejo”, el cual siendo de humilde cuna, llegó a ser uno de los hombres más ricos de Augsburgo, claro que nada que ver con lo que llegó a ser su hijo, el noveno de diez hermanos, compuesto por siete varones y tres hembras.

Los cinco hermanos mayores fueron educados por su padre en el mundo de los negocios y las finanzas, pero para Jakob y Markus, el hermano que le precedía, se decidió que debían seguir la carrera eclesiástica, como era costumbre para los segundones.

Así las cosas, ingresaron en el monasterio franciscano de Herrieden, en Baviera, donde el pequeño Jacob fue rápidamente objeto de atención por su preclara inteligencia y el abad le nombró canónigo.

Pero en su familia estaban ocurriendo muchas cosas y así, sus dos hermanos mayores murieron cuando estudiaban en Venecia víctimas de unas fiebres que asolaron la ciudad durante una década. Unos años después, murió su padre y cuatro años más tarde su hermano Peter, el mayor de los hijos, dejando gran parte del negocio familiar en manos de Markus, inmediatamente anterior a Jacob y que tras las muertes familiares había empezado a dirigir la rama del negocio radicada en Italia.

Pero el éxito financiero de la familia llega cuando por diversas vicisitudes, Jacob debe abandonar su formación eclesiástica y dedicarse a dirigir el clan familiar. Ciertamente que había recibido muy poca instrucción financiera, pero era extremadamente inteligente para los negocios y pronto se colocó en la cima de las finanzas europeas, que es como decir del mundo.

 

 

Retrato a plumilla de Jacob Fugger, por Holbein, El Viejo

 

Ciertamente, la actividad económica de la época era escasa, pues no existían las empresas ni las grandes producciones de bienes de consumo. Las sociedades eran autárquicas y casi el único comercio que trascendía fronteras era el de las especias.

Los ricos vivían del trabajos de sus arrendatarios que a cambio recibían la protección del señor, los cuales no se interesaban en ampliar sus capitales. La minería, bastante extendida en Europa se reducía al hierro, el cobre y la plata, con producciones escasas para el gran esfuerzo que suponía arrebatar esos metales a la tierra.

Fugger creó la primera empresa multinacional dedicada a la minería y en poco tiempo monopolizó el comercio de aquellos metales y además creó otra empresa para comerciar con especias.

La minería de metales nobles, como la plata, despertó gran interés en el joven Jacob que empezó a financiar a los trabajadores autónomos de Alemania que a cambio de dinero efectivo, cedían participación en los futuros beneficios, así como vendían la plata directamente al prestamista, que se ahorraba importantes cantidades en intermediarios.

Los beneficios que empezó a obtener le impulsó a extender su actividad a Austria y a Suiza, con lo que internacionalizó sus actividades.

Por estas dos razones, se le considera uno de los fundadores del sistema capitalista, tan denostado en los momentos actuales, pero que es el único que no tiene un creador que no sea otro que la necesidad, ni está sustentado por ninguna ideología, aunque frecuentemente se achaca a la derecha política.

Jacob era un buen comunicador y sabía de la importancia que tiene la información y para eso montó un servicio de transmisión de noticias sobre las actividades mercantiles en distintas partes de Europa, pagando a los mensajeros que le aportaban la información que necesitaba para dirigir su actividad económica. Estas informaciones se transcribían en lo que podría llamarse un ancestro de los modernos diarios.

La Iglesia no permitía que los banqueros pagaran intereses por los depósitos que los clientes poderosos le hacían, lo que constituía un verdadero escollo en una sociedad tan dominada por el credo católico; pero Fugger era poderoso. El papa era un “cliente” suyo, al que había financiado para que se ciñera la tiara papal y le costó poco convencerlo para que levantara tan ridícula prohibición, cosa que el Vicario hizo muy a gusto y Fugger empezó a pagar intereses a las personas que depositaban sus capitales en su banco de Augsburgo.

Siguiendo con la Iglesia propuso la venta de indulgencias, practica que ha durado hasta nuestros días y así, con los capitales recibidos para salvar almas, evadir el ayuno y la abstinencia, ganar indulgencias y otras prerrogativas, financiar las obras de la Basílica de San Pedro.

Este hecho, provocó la rebelión de Lutero y el inicio de la Reforma Protestante, así que Fugger tuvo su parte de culpa en esta nueva situación religiosa.

Tan pronto se conoció el descubrimiento de América, el financiero comprendió la enorme magnitud económica que traería consigo y rápidamente creó un fondo para financiar otras expediciones que sabía que se iban a producir y así costeó el primer viaje portugués a la India y posteriormente el viaje de Magallanes.

El clan familiar que dirigía Jacob fue el principal financiador de Maximiliano I, emperador del Sacro Imperio y por esa razón, a su muerte y sucedido por Carlos V, pasó a ser igualmente el primer financiador del nuevo dueño de Europa.

El poder terrenal y el eterno. Los dos estaban en manos de los Fugger. Maximiliano era un auténtico manirroto, siempre falto de dinero y siempre pidiendo más, acumulando unos deudas astronómicas, para las que ofreció como avales, condados enteros o ciudades con todas sus industrias, las cuales aceptaba Fugger sin ningún remilgo.

Endiosado por su poder y su fortuna tuvo la osadía de hacer ver al emperador Carlos que de no haber sido por él, no hubiera conseguido la corona de emperador y que él muy bien podría haberse decantado por Francisco I de Francia, el eterno enemigo de Carlos, con el que hubiera obtenido grandes beneficios.

Jacobo Fugger murió el 30 de diciembre de 1525 siendo el hombre más rico de Europa, que cabe decir del mundo, con una herencia de más de dos millones de florines que serían hoy unos cuatrocientos mil millones de euros.

A Felipe II también alcanzó la deuda que su padre tenía con los Fugger y que saldó declarando la bancarrota del estado español.

Pero Fugger no solamente estaba interesado en el dinero, pues en un gesto altruista propio de aquella época en la que los principios religiosos primaban y para paliar la angustiosa situación de artesanos y campesinos, explotados por sus señores, Jacob creó los llamados “Fuggerei”, el proyecto social de vivienda más antiguo del que se tiene noticia, que se construyó en su ciudad, Augsburgo y donde por el simbólico precio de un florín al año, las gentes de las clases pobres podía acceder a una vivienda muy digna y suficientemente amplia.

Este proyecto, inaugurado a principios del siglo XVI, está todavía en funcionamiento y actualmente cuenta con 147 apartamentos de 60 metros cuadrados a los que se accede con las mismas condiciones sociales y económicas que cuando se fundó.

 

 

Una cuidada calle del actual Fuggerei de Augsburgo

3 comentarios:

  1. Curiosa historia de este personaje desconocido para mí. Ese poder de tener a Iglesia y realeza en la palma de la mano, ciertamente te convierte en poder absoluto o total.

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  2. Muy interesante el artículo y el personaje, desconocido para mí.

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  3. Ni idea de este señor, pero curiosamente en la calle de la fotografía, al fondo a mano izquierda hay, o había, un restaurante, donde he comido hace unos años.

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