jueves, 6 de mayo de 2021

NO ME REPRESENTA

 

Hace un par de meses celebrábamos el día de Andalucía con las lógicas restricciones impuestas por las circunstancias sanitarias que atravesamos, pero un año más hemos ensalzado el día y hemos vuelto a escuchar las mismas falsedades que desde hace años nos vienen intentando hacer creer, aunque se me escapa cuál sea la finalidad de tenernos sumidos en esas mentiras.

La celebración de este año ha sido atenuada; mejor así, que pase sin pena ni gloria y sobre todo que no contribuya a ensalzar la figura del que se nos quiere imponer como “padre de la patria andaluza”.

Recuerdo que el año ochenta y dos u ochenta y tres, leí una novela de Antonio Burgos que había ganado el premio Ateneo de Sevilla, una segunda sala de los premios Planeta. La novela se llamaba “Las cabañuelas de Agosto”, esa suerte de nigromancia que pretende descubrir el clima que hará cada uno de los meses del siguiente año, basándose en unas interpretaciones del clima en los primeros doce días del mes de agosto, y hace tanto tiempo que las leí que ya no recuerdo gran cosa, pero sí que se me quedó grabado cómo relata la muerte de Blas Infante, el once de agosto de 1936, recién alzado buena parte del ejército contra la República y al que fusilan por ideas contrarias a las imperantes en el famoso alzamiento.

Ciertamente que en aquel momento yo sabía poquísimo del personaje en cuestión y siempre había pensado que la bandera de Andalucía era un símbolo del verdor de nuestra tierra y el himno, fruto de la inspiración de algún contemporáneo.

La cuestión es que sin quererlo, se nos ha impuesto la teoría convertida ya en soflama, de que Blas Infante es el padre de la patria andaluza.

Hoy leo en la prensa que un diputado andaluz, perteneciente al partido  Adelante Andalucía, una escisión de Podemos, que se llama José Ignacio Molina Arroyo ha solicitado del presidente de la comunidad autónoma que retire la medalla de Andalucía que hace tres años se le concedió a la andaluza, ensayista, escritora, licenciada en Filología Clásica y en Filología Hispánica, doctora cum laude, profesora y por no seguir recurriendo a sus atributos, persona con una mente brillante y sensata donde las haya: Elvira Roca Barea.

Esta ilustre profesora autora de un ensayo titulado “Imperiofobia y Leyenda Negra”, de lectura altamente recomendable que cuenta cómo se gestó el odio a España, cuando la realidad es que el verdadero sentimiento era el de la envidia.

El motivo que el diputado andaluz esgrime para pedir la retirada de la condecoración es que hace unas fechas, en una de las múltiples conferencias que esta señora imparte por todo el país, concretamente esta vez en Valladolid, llamó a Blas Infante, el supuesto padre de la patria andaluza, botarate, e imbécil integral.

A mi y a muchísimas personas con las que me he relacionado a lo largo de mi ya dilatada vida, que digan eso de un personaje como Infante, no me produce ningún escozor, pero a las izquierdas radicales parece que sí.

Esa reacción del diputado es francamente comprensible desde la perspectiva intelectual de esta persona, cuya única virtud es la de manejar el megáfono en las manifestaciones y concentraciones con una destreza digna de envidia y hacerse oír desde muy lejos gracias a su estentórea voz y su prodigioso artilugio.

Gritar mucho no es llevar más razón. Mejor que elevar el tono es elevar el nivel de los argumentos. Se convence mucho más, pero eso a este diputado no le importa porque las personas a las que se dirige no necesitan que se les convenza de nada. Vienen convencidos de casa y no entra en sus planes ponerse a pensar si lo que se les está diciendo es verdad o mentira.

Igual que los políticos de aquel momento no se pararon a pensar si verdaderamente Blas Infante era el padre de la Patria Andaluza o era el padre de una querida y añorada Patria Andalusí, cosa muy distinta, porque la verdad es que entre una y otra, la diferencia es abismal.

Este personaje, hijo de un abogado, también estudió derecho y se hizo notario, por oposición. Escribió algunos opúsculos con tinte de ensayos, como Ideal Andaluz y una obra de teatro sobre el Rey moro Motamid, último rey de Sevilla.

A él se le han atribuido los colores y el escudo de la bandera de Andalucía, así como la música y letra del Himno Andaluz que más tarde veremos cómo.

Entre sus escritos, el notario Infante dice cosas como esta: “El profeta de nuestros antepasados de Al-Ándalus que, como todos los profetas, será nuestro profeta”, refiriéndose a Mahoma. Y más adelante se reitera en ese espíritu de inspiración islámica: “Trabajemos con suma cautela en estos principios para que Andalucía vuelva a ser inspirada por su propio genio y porque su libro vuelva a ser Al Korán”.

En otro párrafo del mismo texto dice: “El pueblo andaluz fue arrojado de su patria  por los reyes españoles…”

 

Blas Infante con sus amigos marroquíes

 Y volviendo a la bandera, es lamentable que se eligiera el blanco y verde como los colores representativos de Andalucía y que ya venía de antiguo, propuesto por Infante en la Asamblea Regionalista de Ronda que se proclamaba sucesora de la constitución de Antequera de 1883, un proyecto de federalización de España que no llegó a ninguna parte, pero sí que inició el germen federalista y que ya fijó la bandera y el escudo de Andalucía, que más tarde Infante defendió en Ronda y más tarde aún, el parlamento andaluz adoptó como los símbolos de nuestra tierra.

Y todo ello sin efectuar ninguna reflexión sobre lo que significan esos colores ni quienes lo portaban, que no eran otros que los fanáticos almohades, una facción del Islam declarada integrista/fundamentalista que llegaron a formar un imperio en el norte de África, al que los reyezuelos de las Taifas Andalusíes, pidieron ayuda para frenar el avance castellano.

Y desembarcaron los almohades y causaron estragos, como en la batalla de Alarcos en 1195 que significó una gran pérdida para los ejércitos cristianos y un frenazo en la expansión reconquistadora, aunque se resarcieron más tarde, en 1212, con la gran victoria de Las Navas de Tolosa.

Pues bien, esa era la bandera que ondeaba en las huestes islámicas y la misma que usaron los moriscos en sus muchas sublevaciones.

Pero no es de extrañar esta elección sin reflexión previa, porque ya Blas Infante se había erigido en padre de la patria Andalusí y basta hacer un pequeño recorrido por la vida de este “botarate”, como la profesora Roca Barea lo define, para comprender el enorme error cometido y que ya no va a tener arreglo.

Infante fue experimentando un tan apasionado amor por la cultura árabe que no llevó solo a aprender el idioma sino a abrazar su religión en un acto solemne y publico en una mezquita cercana a Marraquech, en el que se renombró como “Ahmad” que significa: “el que pone en acto lo que está en potencia”, dejando muy claras cuales eran sus verdaderas intenciones que no eran otras que las de recuperar Andalucía para el Islam.

Claro que nunca hizo públicas estas circunstancia y vivió su islamización en la más estricta intimidad, como ya hicieran los moriscos falsamente cristianizados.

Por su carácter inquieto y federalista, quería conseguir una Andalucía libre y por esa idea compitió políticamente en varias ocasiones, presentando su proyecto a los andaluces en diversos comicios electorales, en ninguno de los cuales obtuvo representación parlamentaria.

Es decir, el pueblo de su época le castigó en las urnas una y otra vez y eso que desconocía la circunstancia que antes se ha expuesto de su conversión al Islam y su anhelo Andalusí, que de haber sido así, no se sabe en qué podría haber terminado su efímera e infructuosa carrera política.

En plena época de la II República se permitió cambiar la letra de un canto religioso llamado Santo Dios que termina: “Sea por una Andalucía Libre, España y la Humanidad”, el cual propuso como himno y que no fue aceptado sino hasta después de la Constitución de 1978 y de la concesión autonómica de Andalucía.

Pues ese himno que empieza con aquello de que la bandera blanca y verde vuelve tras siglos de guerra…, se canta en todos los actos oficiales andaluces y yo me pregunto: ¿Si la bandera blanca y verde vuelve tras siglos de guerra, es por que se fue?

Si era la de los almohades y después asumida por el reino nazarí de Granada, efectivamente se fue, cuando los Reyes Católicos terminaron conquistando granada y expulsaron a los invasores. Porque no otra cosa eran los moros en nuestra tierra que invasores. Aprovecharon su potencial bélico contra una monarquía débil y un país medio deshabitado y se apoderaron de la Península Ibérica por la fuerza de las armas.

Desde ese momento la bandera blanca y verde desaparece de la vida de nuestro país y entonces ¿a qué guerras de siglos se refiere? Creo que no pueden ser otros que los tres últimos de la Reconquista, en los que, efectivamente estuvieron guerreando contra los reinos de Castilla y Aragón, fundamentalmente, es decir los reinos cristianos de nuestra querida España, enarbolando esa bandera blanca y verde. Por tanto, y si esto es así, adoptamos una bandera que fue nuestra enemiga y que guerreó contra nosotros.

Por otro lado y ya como mera especulación, cabría plantearse la posibilidad de que Blas Infante no hubiera sido fusilado y hubiese llegado vivo al estatuto de Andalucía, ¡habríamos votado a favor de una Andalucía islámica prescindiendo de nuestras Navidades, Semana Santa, romerías, el jamón ibérico y las copitas de la feria?

¿No es de botarate?


6 comentarios:

  1. Lo realmente triste no que ese "historico caballero" fuera un botarete o que quizas pudieran dedicarsele otros adjetivos calificativos aun mas definitorios sino la cantidad de botarates
    que han aparecido de no se donde. Quizas si se. De 40 años de un determinado sistema educativo por cuya causa ni tienen idea de la Histotia de España ni son capaces de informarse por si mismos. Solo "aprenden" por medio del botarate de turno con aspiraciones de mando en plaza.
    Lo curioso de esto es que estos botarates lo consiguen, pasando de "defensodres de la democracia y el pueblo" a residentes en zonas de lujo y con chofér a su disposición. Daria pena si no diera asco.

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  2. La region andaluza carece de historia como tal, a sido un invento de 4 "progres" sicialistos queriendo comparar Andalucia con otros reinos de España, como Aragon, Castilla, Leon,... recuerdo que al comenzar con la movida de Andalucia por la humanidad, no se cual, por que ez la autonomia mas pobre y ateasada, salieron 2 banderas,la actual y otra con los mismos colores pero en dos lados de angulo sup. izqdo al inferios izqdo. Andalucia un invento para vivir unos miles de listos de la olla grande

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    1. Efectivamente Al-Andalus no fue un reino en si como tampoco lo fue Iberia o Europa ya que el termino simplemente define a la península ibérica en el mundo musulman pero en Andalucia si ha habido varios reinos y algunos tan importantes como el Califato de Córdoba (que ocupo casi toda la península) o el ultimo reino musulman peninsular representado en nuestro escudo por una granada. Decir que la región de Andalucía carece de historia es dejar al descubierto una gran ignorancia porque dicha zona no solo tiene una historia propia, llegando a tener su propia civilización (Tartessos) cosa única en nuestro actual suelo patrio, si no que ha sido protagonista de ella en numerosas ocasiones.

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  3. Precisamente, estando yo en activo, en el Parlamento Andaluz, se hizo una "pregunta" parlamentaria, de porqué los vehículos oficiales de la "Policía Autonomica", llevaban la bandera Islámica...

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  4. Ciertamente es impresionante los logros de Al-Andalus y podemos estar orgullosos de su impronta en la historia ya que por primera vez (y única) el mundo islámico destaco y brillo con luz propia en la medida que las tribus integristas del norte de África lo permitieron. Pero de ahí a querer una vuelta de esos tiempos es desconocer lo que realmente es el islam (palabra que significa sometimiento) y basta con ir a nuestro vecino Marruecos para verlo. Lo que me sorprende es que el ínclito “Infante” estando allí no se diera cuenta de la diferencia que existe entre nuestra cultura y la de ellos (porque yo sí que me he dado cuenta). Sin entrar en valoraciones, que hoy en día no serían políticamente correctas (lo que hace que algunos sigan todavía en su ignorancia), solo quiero mencionar que muchos de los que ahora, y dentro de una cultura judeo-cristiano, defienden nostálgicamente esos tiempos difícilmente podrían ellos mantener sus costumbres de vida actual en un mundo islámico y dudo que, acostumbrados a otras cosas, fuesen felices según las reglas musulmanas.

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