viernes, 4 de septiembre de 2015

LOS CADÁVERES DE LLERENA




Llerena es un importante municipio de la provincia de Badajoz que actualmente tiene alrededor de seis mil habitantes y que en 1966 fue declarado Conjunto Histórico Artístico, dado el alto valor de su patrimonio arquitectónico.
Sin lugar a dudas, el edificio más emblemático de la ciudad es la Iglesia de Nuestra Señora de la Granada, iniciada su construcción a finales del siglo XIV y en la que se han ido aplicando varios estilos arquitectónicos. El edificio es muy singular pues en un lateral tiene dos balconadas que dan a la Plaza Mayor del pueblo, elementos impropios en una iglesia, y que tenían como finalidad el poder presenciar desde allí los acontecimientos de todo tipo que se celebraban en la mencionada plaza y que iban desde fiestas populares, corridas de toros, representaciones teatrales, actos solemnes de la ciudad y sesiones del Tribunal de la Inquisición.
En el año 1964, es decir, hace un poco más de cincuenta años, una comisión local encabezada por el notario Antonio Carrasco, pretendía buscar, en la Plaza Mayor y el interior de la iglesia, una antigua construcción que había pertenecido a la mezquita donde más tarde se erigió el templo.

La famosa iglesia con su balconada y la torre alminar

Los trabajos en la Plaza pusieron de relieve un enterramiento colectivo que fue asociado con la existencia de un antiguo cementerio en aquel mismo lugar, por lo que fue cubierto sin más trámite y se continuó con las prospecciones en el interior del templo.
Llevaban todo el día haciendo catas en diferentes puntos, sin que hubiesen obtenido ningún resultado, cuando observaron la existencia de un muro al pie de la esbelta torre minarete que no parecía guardar relación con el resto de la construcción. Para no dar el día por perdido del todo, se decidió atacar aquel muro y para sorpresa de todos, tras él, apareció una puerta, visiblemente muy antigua.
Intentaron abrirla sin éxito, pues parecía como si algún obstáculo interior impidiera su apertura. Tras numerosos esfuerzos consiguieron abrir una rendija suficiente para permitir el paso de una persona, a la cual consiguieron introducir y que alarmada contó a los presentes que la estancia se encontraba repleta de cadáveres amontonados, algunos de los cuales parecían estar momificados.
Retirados algunos cadáveres que impedían la total apertura, el notario y los integrantes de la comisión penetraron en la estancia, quedándose perplejos ante el espectáculo que se ofrecía a su vista. Centenares de cadáveres se amontonaban en posturas de lo más extraña y forzada, apreciándose en algunos que aún conservaban rastros faciales, sus caras con gestos de verdadero horror.
La procedencia de aquellos cadáveres no estaba nada clara. Pensaron en un primer momento que se trataba de una enclaustración colectiva, pensaron también que podrían ser víctimas de limpiezas de sangre por parte de la Inquisición y pensaron también en víctimas de la Guerra Civil, aun cuando no se había desatado el incendio de la memoria histórica.
Faltos totalmente de explicaciones a aquella macabra aparición, decidieron volver a cerrar la puerta, reconstruir el muro y conjurarse todos a no decir nada de lo que allí habían observado.
Pero era muy difícil mantener el sigilo sobre algo de tanta trascendencia y poco a poco, se fue extendiendo por el pueblo un rumor sobre el hallazgo, aunque al no producirse una contestación oficial, se fue extinguiendo hasta que nadie volvió a hablar ya de los cadáveres.
Tuvieron que pasar casi quince años hasta que la Dirección General de Bellas Artes, que desde la transición había adoptado un importante papel en la restauración de edificios emblemáticos, llegase a Llerena y bajo su dirección se comenzara a restaurar la Plaza Mayor hasta la iglesia de la Granada. Naturalmente se volvió a encontrar el muro y tras él, la puerta, que volvió a abrirse y presentar nuevamente el espectáculo.
Esta vez se contaron los cadáveres, que superaban los seis mil, apreciando que casi cincuenta de ellos estaban en estado de momificación, pero el resto era un amasijo de esqueletos, muchos o casi todos, desmembrados y que aparecían amontonados sin orden alguno y que por los diferentes estados de descomposición que presentaban, se suponían de distintas épocas.
En esta ocasión fue imposible ocultar el hallazgo y un periódico regional se hizo eco de la noticia y la dio a conocer, saltando a las páginas de los periódicos más importantes de la época.
Enseguida se empezó a clasificar los cadáveres que mejor se conservaban según diversas circunstancias, entre ellas su estado de preservación, vestimentas, sexos, etc. y debidamente embalados se enviaron a diversos departamentos universitarios cuyos laboratorios se habían ofrecido a investigar aquel dramático descubrimiento.
Los primeros resultados no tardaron mucho en llegar, pues eran circunstancias que se apreciaban a simple vista, ya que muchos de los cráneos presentaban violentas fracturas, aplastamientos y otras gravísimas lesiones que se habían producido en vida de aquellas personas, en algunos de cuyos rostros momificados se conservaba el rictus de horror y sufrimiento que debieron padecer antes de morir.
En la universidad de Barcelona, una de las que recibieron muestras, se llegó a la conclusión de que se trataba de un confinamiento en vida, que aquellas personas habían sido emparedadas vivas, dejándolas morir en el interior de aquella torre.
Pero el número de personas que si es así, allí fueron encerradas, hace difícil creer que se pudiera producir un emparedamiento tan masivo y por otra parte, la postura en que algunos esqueletos fueron encontrados hace pensar que habían sido arrojados allí estando ya muertos.
De todas las formas, la mayor incógnita que sobrevolaba el caso era aclarar quienes y por qué, perpetraron aquella barbaridad.
Ya habían sonado algunas voces que hablaban de víctimas de la Guerra Civil del 36, pero la antigüedad de los cadáveres, descartó de inmediato esta teoría, centrándose el tema en repasar un poco la historia para señalar una circunstancia que sí podría tener influencia.
En el año 1508, por indicación de un asesor de los Reyes Católicos llamado Luís Zapata, que hizo ver a sus católicas majestades que en la baja Extremadura había una gran concentración de población morisca y hebrea, se creó un Tribunal del Santo Oficio sin sede fija, que atendía de manera ambulante a aquellos núcleos de población que demandaban sus intervenciones. Posteriormente, en 1527, este Tribunal se estableció definitivamente en Llerena.
Curiosamente, aunque se asentó en un pueblo de mediana importancia, fue el tercer tribunal de toda España en importancia por la jurisdicción que abarcaba, pues llegaba desde Ciudad Rodrigo, hasta Badajoz, pasando por las importantes ciudades de Plasencia, Cáceres, Mérida y otras.
Como es natural, la sola mención de que la responsabilidad de lo acaecido en Llerena pudiera caer sobre el Santo Tribunal, provocó un enfrentamiento entre los investigadores y los grupos religiosos que llegó a ser de tal magnitud y agresividad que muchos investigadores decidieron retirarse y en otros casos se modificaron las hipótesis, eludiendo siquiera nombrar a la Inquisición y ocultando los detalles escabrosos que presentaban los cadáveres.
Las autoridades locales y provinciales también salieron al paso en la confrontación, ofreciendo una nueva teoría en la que se hablaba de un antiguo cementerio muy próximo a la iglesia que hubo de abandonarse y que los cadáveres encontrados en la torre de la iglesia procedían de aquella necrópolis.
Pero esta teoría funcionaba poco porque no explicaba las graves heridas encontradas en algunos cráneos, ni el apilamiento que presentaban, ni casaba con esta teoría el que la propia Iglesia no diese cristiana sepultura a aquellos despojos y los amontonase como si de animales se tratara.
Por último se barajó otra idea que tampoco ha sido ni suficiente ni científicamente estudiada y que menciona a un grupo de individuos que profesaban un credo que se conocía como “Alumbrados”, en Italia, “Iluminatis”, se habían asentado en la baja Extremadura, como consecuencia de que el Tribunal de la Inquisición se había trasladado a Plasencia en 1572.
Estos “Alumbrados” eran personas malditas para la Iglesia, pues estaban contra toda la liturgia, además de que no se privaban de profanar lugares sagrados u obligar a realizar actos sexuales como penitencias.
Pero las represalias contra los integrantes de esta secta no podía partir de ningún otro estamento que la Inquisición, por lo que la polémica volvía a surgir.
Han pasado ya muchos años desde el descubrimiento de aquella escena terrorífica y se ha escrito algo, en periódicos, alguna revista especializada de corta tirada y poco más. No se ha llevado a cabo una investigación seria y valiente que ponga de manifiesto la realidad de lo ocurrido y de explicaciones convincentes sobre si aquellos cadáveres fueron trasladados allí desde un cementerio cercano, o si por el contrario fueron encerrados vivos y dejados a su suerte que no pudo ser otra que la muerte colectiva.

Es posible que nunca sepamos realmente lo que ocurrió en ese tranquilo pueblo extremeño, pero si quiere más información y ver imágenes sobre el hecho, puede echar un vistazo a este video: https://www.youtube.com/watch?v=bsEt-X71QzA

5 comentarios:

  1. Misterio, la historia siempre oculta no deja de fascinar.

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  2. Historia que había oído, pero qué desconocía en su extensión. La época negra de nuestra España.

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  3. Amigo Juan, pienso que si la " historia negra de nuestra España " se hubiese quedado en eso, historia y por tanto pretérito irrepetible, podríamos decir que aprendimos a no repetir sus errores. Por el contrario, parece que de forma cíclica e irremediable, nuestra España, vuelve sobre sus pasos aunque sea versiónando los capítulos con apariencia de modernidad.





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  4. Macabra historia que nos da idea de lo peor de la condición humana, creemos que hemos evolucionado y no es así, masacres como esas vemos que se vienen produciendo en la actualidad.

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  5. Menuda historia. Me asombra el número de cadáveres, 6000 (¿ 6000 Jose Mari ?) en una comarca de reducida población. Me sorprende también la poca trascendencia de este asunto a pesar de todas las trabas. Sería interesante que profundizaras en el tema, si fuera posible.

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