Llerena es un importante
municipio de la provincia de Badajoz que actualmente tiene alrededor de seis
mil habitantes y que en 1966 fue declarado Conjunto Histórico Artístico, dado
el alto valor de su patrimonio arquitectónico.
Sin lugar a dudas, el edificio
más emblemático de la ciudad es la Iglesia de Nuestra Señora de la Granada,
iniciada su construcción a finales del siglo XIV y en la que se han ido
aplicando varios estilos arquitectónicos. El edificio es muy singular pues en un
lateral tiene dos balconadas que dan a la Plaza Mayor del pueblo, elementos
impropios en una iglesia, y que tenían como finalidad el poder presenciar desde
allí los acontecimientos de todo tipo que se celebraban en la mencionada plaza
y que iban desde fiestas populares, corridas de toros, representaciones
teatrales, actos solemnes de la ciudad y sesiones del Tribunal de la
Inquisición.
En el año 1964, es decir, hace
un poco más de cincuenta años, una comisión local encabezada por el notario
Antonio Carrasco, pretendía buscar, en la Plaza Mayor y el interior de la
iglesia, una antigua construcción que había pertenecido a la mezquita donde más
tarde se erigió el templo.
La famosa iglesia con
su balconada y la torre alminar
Los trabajos en la Plaza
pusieron de relieve un enterramiento colectivo que fue asociado con la
existencia de un antiguo cementerio en aquel mismo lugar, por lo que fue
cubierto sin más trámite y se continuó con las prospecciones en el interior del
templo.
Llevaban todo el día haciendo
catas en diferentes puntos, sin que hubiesen obtenido ningún resultado, cuando
observaron la existencia de un muro al pie de la esbelta torre minarete que no
parecía guardar relación con el resto de la construcción. Para no dar el día
por perdido del todo, se decidió atacar aquel muro y para sorpresa de todos,
tras él, apareció una puerta, visiblemente muy antigua.
Intentaron abrirla sin éxito,
pues parecía como si algún obstáculo interior impidiera su apertura. Tras
numerosos esfuerzos consiguieron abrir una rendija suficiente para permitir el
paso de una persona, a la cual consiguieron introducir y que alarmada contó a
los presentes que la estancia se encontraba repleta de cadáveres amontonados,
algunos de los cuales parecían estar momificados.
Retirados algunos cadáveres
que impedían la total apertura, el notario y los integrantes de la comisión
penetraron en la estancia, quedándose perplejos ante el espectáculo que se
ofrecía a su vista. Centenares de cadáveres se amontonaban en posturas de lo
más extraña y forzada, apreciándose en algunos que aún conservaban rastros
faciales, sus caras con gestos de verdadero horror.
La procedencia de aquellos
cadáveres no estaba nada clara. Pensaron en un primer momento que se trataba de
una enclaustración colectiva, pensaron también que podrían ser víctimas de
limpiezas de sangre por parte de la Inquisición y pensaron también en víctimas
de la Guerra Civil, aun cuando no se había desatado el incendio de la memoria
histórica.
Faltos totalmente de
explicaciones a aquella macabra aparición, decidieron volver a cerrar la
puerta, reconstruir el muro y conjurarse todos a no decir nada de lo que allí
habían observado.
Pero era muy difícil mantener
el sigilo sobre algo de tanta trascendencia y poco a poco, se fue extendiendo
por el pueblo un rumor sobre el hallazgo, aunque al no producirse una
contestación oficial, se fue extinguiendo hasta que nadie volvió a hablar ya de
los cadáveres.
Tuvieron que pasar casi quince
años hasta que la Dirección General de Bellas Artes, que desde la transición
había adoptado un importante papel en la restauración de edificios
emblemáticos, llegase a Llerena y bajo su dirección se comenzara a restaurar la
Plaza Mayor hasta la iglesia de la Granada. Naturalmente se volvió a encontrar
el muro y tras él, la puerta, que volvió a abrirse y presentar nuevamente el
espectáculo.
Esta vez se contaron los
cadáveres, que superaban los seis mil, apreciando que casi cincuenta de ellos
estaban en estado de momificación, pero el resto era un amasijo de esqueletos,
muchos o casi todos, desmembrados y que aparecían amontonados sin orden alguno
y que por los diferentes estados de descomposición que presentaban, se suponían
de distintas épocas.
En esta ocasión fue imposible
ocultar el hallazgo y un periódico regional se hizo eco de la noticia y la dio
a conocer, saltando a las páginas de los periódicos más importantes de la
época.
Enseguida se empezó a
clasificar los cadáveres que mejor se conservaban según diversas
circunstancias, entre ellas su estado de preservación, vestimentas, sexos, etc.
y debidamente embalados se enviaron a diversos departamentos universitarios
cuyos laboratorios se habían ofrecido a investigar aquel dramático
descubrimiento.
Los primeros resultados no
tardaron mucho en llegar, pues eran circunstancias que se apreciaban a simple
vista, ya que muchos de los cráneos presentaban violentas fracturas,
aplastamientos y otras gravísimas lesiones que se habían producido en vida de
aquellas personas, en algunos de cuyos rostros momificados se conservaba el rictus
de horror y sufrimiento que debieron padecer antes de morir.
En la universidad de
Barcelona, una de las que recibieron muestras, se llegó a la conclusión de que
se trataba de un confinamiento en vida, que aquellas personas habían sido
emparedadas vivas, dejándolas morir en el interior de aquella torre.
Pero el número de personas que
si es así, allí fueron encerradas, hace difícil creer que se pudiera producir
un emparedamiento tan masivo y por otra parte, la postura en que algunos
esqueletos fueron encontrados hace pensar que habían sido arrojados allí
estando ya muertos.
De todas las formas, la mayor
incógnita que sobrevolaba el caso era aclarar quienes y por qué, perpetraron
aquella barbaridad.
Ya habían sonado algunas voces
que hablaban de víctimas de la Guerra Civil del 36, pero la antigüedad de los
cadáveres, descartó de inmediato esta teoría, centrándose el tema en repasar un
poco la historia para señalar una circunstancia que sí podría tener influencia.
En el año 1508, por indicación
de un asesor de los Reyes Católicos llamado Luís Zapata, que hizo ver a sus
católicas majestades que en la baja Extremadura había una gran concentración de
población morisca y hebrea, se creó un Tribunal del Santo Oficio sin sede fija,
que atendía de manera ambulante a aquellos núcleos de población que demandaban
sus intervenciones. Posteriormente, en 1527, este Tribunal se estableció
definitivamente en Llerena.
Curiosamente, aunque se asentó
en un pueblo de mediana importancia, fue el tercer tribunal de toda España en importancia
por la jurisdicción que abarcaba, pues llegaba desde Ciudad Rodrigo, hasta
Badajoz, pasando por las importantes ciudades de Plasencia, Cáceres, Mérida y
otras.
Como es natural, la sola
mención de que la responsabilidad de lo acaecido en Llerena pudiera caer sobre
el Santo Tribunal, provocó un enfrentamiento entre los investigadores y los
grupos religiosos que llegó a ser de tal magnitud y agresividad que muchos
investigadores decidieron retirarse y en otros casos se modificaron las
hipótesis, eludiendo siquiera nombrar a la Inquisición y ocultando los detalles
escabrosos que presentaban los cadáveres.
Las autoridades locales y
provinciales también salieron al paso en la confrontación, ofreciendo una nueva
teoría en la que se hablaba de un antiguo cementerio muy próximo a la iglesia
que hubo de abandonarse y que los cadáveres encontrados en la torre de la
iglesia procedían de aquella necrópolis.
Pero esta teoría funcionaba
poco porque no explicaba las graves heridas encontradas en algunos cráneos, ni
el apilamiento que presentaban, ni casaba con esta teoría el que la propia
Iglesia no diese cristiana sepultura a aquellos despojos y los amontonase como
si de animales se tratara.
Por último se barajó otra idea
que tampoco ha sido ni suficiente ni científicamente estudiada y que menciona a
un grupo de individuos que profesaban un credo que se conocía como
“Alumbrados”, en Italia, “Iluminatis”, se habían asentado en la baja
Extremadura, como consecuencia de que el Tribunal de la Inquisición se había trasladado
a Plasencia en 1572.
Estos “Alumbrados” eran
personas malditas para la Iglesia, pues estaban contra toda la liturgia, además
de que no se privaban de profanar lugares sagrados u obligar a realizar actos
sexuales como penitencias.
Pero las represalias contra
los integrantes de esta secta no podía partir de ningún otro estamento que la
Inquisición, por lo que la polémica volvía a surgir.
Han pasado ya muchos años
desde el descubrimiento de aquella escena terrorífica y se ha escrito algo, en
periódicos, alguna revista especializada de corta tirada y poco más. No se ha
llevado a cabo una investigación seria y valiente que ponga de manifiesto la
realidad de lo ocurrido y de explicaciones convincentes sobre si aquellos
cadáveres fueron trasladados allí desde un cementerio cercano, o si por el
contrario fueron encerrados vivos y dejados a su suerte que no pudo ser otra
que la muerte colectiva.
Es posible que nunca sepamos
realmente lo que ocurrió en ese tranquilo pueblo extremeño, pero si quiere más
información y ver imágenes sobre el hecho, puede echar un vistazo a este video:
https://www.youtube.com/watch?v=bsEt-X71QzA
Misterio, la historia siempre oculta no deja de fascinar.
ResponderEliminarHistoria que había oído, pero qué desconocía en su extensión. La época negra de nuestra España.
ResponderEliminarAmigo Juan, pienso que si la " historia negra de nuestra España " se hubiese quedado en eso, historia y por tanto pretérito irrepetible, podríamos decir que aprendimos a no repetir sus errores. Por el contrario, parece que de forma cíclica e irremediable, nuestra España, vuelve sobre sus pasos aunque sea versiónando los capítulos con apariencia de modernidad.
ResponderEliminarMacabra historia que nos da idea de lo peor de la condición humana, creemos que hemos evolucionado y no es así, masacres como esas vemos que se vienen produciendo en la actualidad.
ResponderEliminarMenuda historia. Me asombra el número de cadáveres, 6000 (¿ 6000 Jose Mari ?) en una comarca de reducida población. Me sorprende también la poca trascendencia de este asunto a pesar de todas las trabas. Sería interesante que profundizaras en el tema, si fuera posible.
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