viernes, 10 de mayo de 2019

¡QUÉ IMPORTA LA FE SI HAY DINERO!




Los grandes financieros son esas personas, casi siempre oscuras, no solamente por ellos mismos, sino por los lugares en los que se guarecen para realizar sus cometidos, que mueven los hilos de las marionetas en las que nos hemos convertido todos.
Parece que el mundo lo manejan los políticos, pero no es cierto. El mundo lo maneja el capital.
La tan denostada forma “política” de gobernar el mundo a través del capital se llama capitalismo y es la única doctrina política que no la ha inventado nadie, se ha ido instalando en la sociedad desde el principio de los tiempos, dando soluciones lógicas a las necesidades humanas de interrelacionarse para poder subsistir. Primero fue el trueque y después el dinero, pero detrás de ambos estaba el financiero: el que prestaba, compraba, vendía, invertía, cobraba, cambiaba…
Una gran parte de este mundo semioculto estuvo siempre en manos de poderosas familias judías, pueblo al que se ha relacionado con un exacerbado culto al dinero, avaricia e impiedad ante las ganancias. Hasta Shakespeare lo dejó patente en El mercader de Venecia: devolución del préstamo o una libra de su carne, exigía el usurero judío Shylock a Antonio.
En España no ocurrió nunca cosa diferente al resto de los países, pero además se dio una circunstancia de gran importancia y es que tras la diáspora judía, muchas familias fueron a instalarse en los puntos más alejados de su Judea natal y así recalaron en todo lo que suponía la periferia del Imperio Romano y las tres provincias de Hispania dieron acogida a gran cantidad de aquellos refugiados.
Pronto las finanzas estuvieron en sus manos y en la sombra, sin lujo, alharaca ni signos externos, se convirtieron en los verdaderos administradores de las riquezas de los estados.
Ni siquiera dejó de ser así durante la dominación árabe, pues es bien sabido la importancia que tuvieron los judíos a la hora de financiar las guerras de la Reconquista, sobre todo en su último tramo.
Los Reyes Católicos llamaron al judío Isaac Abravanel, vecino portugués que se había tenido que refugiar en Extremadura por conspirar contra la corona portuguesa, para que pusiera orden en las arcas del estado y cierto que lo consiguió (relatado en mi artículo: http://unalupasobrelahistoria.blogspot.com/2013/03/expulsa-que-algo-queda.html ), en su labor de saneado de las arcas, Abravanel conoció a un personaje del mundo financiero que ha pasado por la historia como de puntillas, a pesar de la enorme importancia que tuvo su persona en dos acontecimientos importantísimos: la toma de Granada y el descubrimiento de América.
Este personaje es Luis de Santangel, un judío converso de tercera generación que gozó de gran reconocimiento por parte de los reyes Católicos, a los que sirvió con lealtad y eficacia.
Su familia procedía de Aragón, donde se dedicaban a las finanzas desde antiguo y que forzados por las predicaciones de san Vicente Ferrer contra los judíos que desembocaron en numerosas revueltas de cristianos contra el colectivo hebreo, decidieron convertirse al catolicismo, al objeto de poder seguir ejerciendo su lucrativa actividad.
Cuando el rey católico Fernando accede al trono, la familia Santángel era la más rica de Aragón y parte de ella se había trasladado a Valencia, donde hacia 1435 habría nacido Luis. En el Reino de Valencia, dependiente de la Corona de Aragón, la familia también ha alcanzado un alto nivel económico y de poderío social, hasta el extremo de que al joven Luis, que se había formado cultural y financieramente en Italia, se le concede la jefatura de la “ceca” de Valencia, es decir la fábrica de moneda y además, el arriendo de unas salinas reales que reportan gran beneficio y que junto con la construcción naval, la venta de portulanos, así como otras muchas actividades económicas, propician el encumbramiento del financiero.
Hacia el año 1486 Santángel se ha convertido en el “Escribano de Ración” de la Corona de Aragón que es una figura algo asó como Ministro de Finanzas y encontrándose en Córdoba, conoce a Cristóbal Colón, con el que enseguida traba amistad, pues sus negocios relacionados con el mar le abren los ojos sobre las expectativas que podría haber en la epopeya que Colón se proponía acometer y le disuade de marchar a Francia a exponer su plan al rey, ya que en los Reyes Católicos no ha encontrado apoyo a su aventura.
Santángel era un hombre muy práctico al que las explicaciones que Colón daba sobre su viaje convencieron y no porque el Almirante tuviese un gran poder de persuasión, es que, como ya se ha apuntado en otros artículos de esta página, Colón contaba con datos reales de personas que ya habían estado en aquellas longitudes, como señalaba en mi artículo que puede consultar en este enlace:


Luis de Santángel, el poderoso financiero

Colón le hace caso y desiste de su viaje a Francia, mientras el financiero se encuentra con un gravísimo problema y es que la Inquisición le acusa de “judaizante”, es decir que aunque aparentemente cristiano de tercera generación, sigue practicando el rito judío en la intimidad de su casa.
El asunto tiene tal trascendencia que el rey Fernando interviene de inmediato, pues cualquier medida contra el banquero puede ser muy perjudicial para la corona y no solamente le libra de los calabozos de la Inquisición, sino que le expide un documento en el que el monarca certificaba la “cristianidad” del preso y de toda su familia, a la que no se volvería a molestar.
Esta circunstancia hace que muchos historiadores encuentren otro punto más de conexión entre Luis y Cristóbal: ambos son judíos y ejercen como tales.
Hacia 1491, los Reyes Católicos “se entrampan” aún más con el “lobby” judío y piden una fortuna a dos de los más poderosos y ricos financieros que no son otros que Abravanel y Santángel, porque hay que terminar la Reconquista aprovechando la debilidad del reino nazarí.
Ambos judíos acuden prestos a reponer las vacías arcas reales y en enero de 1492, estando en Santa Fe, Santángel coincide nuevamente con Colón que ha vuelto a recurrir a los monarcas para que financien su expedición y ha vuelto a obtener una negativa que le deja sin opciones y apremiado por saber que otros navegantes también están en posesión de su información y pudieran adelantársele, se va a marchar a la desesperada a ofrecer su sueño a cualquiera que desee financiarlo.
El poder de Santángel entra en juego y es la persona que realmente convence a la reina Isabel de lo conveniente que resultaría apoyar esa expedición, no sólo por los beneficios que pudieran reportar, sino por la posibilidad, cada vez más cercana de que otro país se le adelantara, máxime cuando los portugueses empezaban a interesarse.
La voluntad era mucha, pero el dinero poco y la reina accede, pero da unos plazos largos y comprometidos con el fin de la guerra y la devolución de los préstamos.
Inteligente y con visión financiera de futuro, Santángel se ofreció a financiar él mismo y con su dinero toda la expedición, para lo que aportó más de un millón de maravedís y otro tanto hicieron sus amigos Gabriel Sánchez, judío converso, como él e Isaac Abravanel que poco tiempo después tendría que abandonar España por su deseo de persistir en su fe judía.
Accedieron los reyes que además recibieron otros seis millones de maravedís para acabar la guerra.
Colón y los reyes firmaron las famosas Capitulaciones de Santa Fe y se inició la puesta en marcha de la expedición descubridora.
A la luz de los tiempos, se ha venido conociendo que la mayoría de los marineros enrolados en las tres carabelas eran judíos los cuales tenían sobre ellos y sus familias el enorme peso de la expulsión que en marzo de aquel mismo año habían firmado los Reyes Católicos.
Es muy probable que fuera así, porque ya Santángel había intervenido en la preparación de las expediciones de judíos que huían de una España que los expulsaba, cuando económicamente tanto dependía de ellos.
Lo cierto es que Colón debía de estar muy agradecido a Santángel por toda la mediación que había realizado, así como por su financiación de la aventura y buena prueba de ello es la carta que le escribió desde las Islas Canarias el 15 de febrero de 1493, a su vuelta del descubrimiento, en la que narraba pormenorizadamente como eran las islas que había descubierto y sus habitantes.
Santángel no se estudia en los libros de historia, es un personaje gris, semioculto como todos los grandes financieros, en cuyas manos estaba el mayor poder del reino en aquel momento, porque lo cierto es que  ningún gobernante, en el fondo le importaba la religión que profesaran sus colaboradores, siempre que hubiera dinero para sus arcas.

La carta que Colón dirige a su amigo Santángel así como otras dos a los Reyes Católicos y su diario de abordo, pueden leerse en este enlace de la maravillosa página Libro Total: http://www.ellibrototal.com/ltotal/?t=1&d=5223

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