¡Qué
bonito es estar donde está el conocimiento! Hace unos días un compañero de
profesión, premiado escritor y poeta y buen amigo, experto en armas y durante
muchos años profesor de la Escuela de Policía de Ávila, me mandaba una ponencia
que había leído en unas jornadas dedicadas a la mujer y las armas.
El estudio
es ameno y brillante y sobre todo plagado de anécdotas y curiosidades en torno
a la mujer, pero no de una mujer cualquiera sino de esas a las que calificamos
como de las de “armas tomar”, de una de las cuales, más leyenda mítica que
realidad, por sorprendente, quiero relatar.
No tiene
tanto que ver con las armas físicas, como con el carácter firme de las mujeres
y es una “noticia” de esas con las que La Biblia, te sorprende cuanto más la
lees.
Y esta
noticia sorprendente aparece en la primera página, en el primer capítulo del
primer libro llamado El Génesis y supuestamente atribuido a Moisés, como el
primero de la colección que forma el Pentateuco.
En el
versículo 26 se lee: “Y dijo Dios:
Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en
los peces de la mar, y en las aves de los cielos y en las bestias, y en toda la
tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tierra”.
El
versículo siguiente completa la acción de Dios y nos dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y
hembra los creó.
Le hizo
luego las reconvenciones de rigor acerca de la necesidad de fructificar,
multiplicarse y henchir la tierra…
Pero, un
poco más adelante, en el capítulo segundo, versículo 18, advierte Dios que no
es bueno que el hombre esté solo: “…haréle
ayuda idónea para él”, dice Jehová
De momento
su ayuda fue la de crear toda bestia del campo y toda ave de los cielos y las
trajo delante de Adán para que les pusiese nombre, pero después de la ingente
tarea de nombrar a todos los animales, Dios no halló ayuda que fuese idónea para
él.
Entonces,
ya el versículo 21, se nos cuenta lo que siempre hemos oído: “Y Jehová Dios hizo caer sueño sobre Adán y
se quedó dormido: entonces tomó una de sus costillas y cerró la carne en su
lugar”
Bueno, ya
sabemos el resto y es que de esa costilla hizo una mujer y la trajo al hombre que
la reconoció como hueso y carne suyos y que sería llamada “Varona”, porque del varón fue tomada.
A grandes
rasgos es así como el “Libro de los Libros” describe la creación del hombre y
de las dos mujeres, pero ¿qué sucedió con la primera, la que “creó” junto a
Adán?
Cómo es
posible que después de “crearlos hombre y mujer”, ésta haya desaparecido y el
hombre esté tan solo y aburrido que el Creador le trae a los animales para que
se distraiga poniéndoles nombre y viendo que la distracción no funciona, lo
opera de urgencia para proporcionarle una compañera.
Ya sé que
todo esto de la lectura de La Biblia es interpretativo y que por esa razón el
libro escrito por la inspiración de Dios estuvo siglos vetado a los creyentes,
so pretexto de que éstos no sabrían interpretarlo correctamente, pero es lo que
se lee en las dos primeras páginas del primer libro y eso merecería, cuando
menos, una explicación, o una interpretación, si es que, realmente, los
creyentes tienen tan escasa facultad de interpretativa.
Pero a los
que nos hemos criado en el cristianismo y más aún, en el catolicismo, esa
explicación no nos ha llegado nunca.
Escaso
favor se le hace cuando se asegura que es un libro escrito por Dios con la mano
de los hombres. Al menos eso es lo que piensan los que lo creen y, sin embargo,
los hombres no saben interpretarlo.
¿Qué
ocurrió con aquella primera mujer? ¿Quién era? Nada se explica en La Biblia y
hay que recurrir a otras fuentes para aclarar algo, si es que algo se pudiera
aclarar de este pequeño embrollo.
Es muy
probable que gente de buena voluntad pasen sobre estos versículo sin que su fe
se quebrante lo más mínimo, queriendo creer que ambos episodios se refieren a
la misma creación del hombre y la mujer, solamente que en el capítulo segundo
se explicita un poco más.
Pero claro, hay quien entiende que la mano del hombre guiada por Dios no puede cometer un
desliz semejante.
Había que
encontrar una explicación y como siempre, la imaginación y la especulación
humana, que no tiene límites, la encontró en muy diversas fuentes: la Epopeya
de Gilgamesh, el Talmud de Babilonia e incluso el Libro de Isaías que habla de
la destrucción del Edén.
En
cualquier caso a esa mujer, a la que se identifica como “Lilith”, es un personaje más mitológico que real para los hebreos,
del que se cuentan muchas cosas, todas ellas sumamente curiosas.
La primera
interpretación que se hace del personaje es que al ser creada por Dios en las
mismas condiciones que su compañero Adán, no consentía en someterse a éste,
reclamando de su Hacedor que diese solución al conflicto que ambos mantenían,
entre otras cosas por tener que ceder siempre a las exigencias amatorias de su
compañero o por la posición que ella debía adoptar en el coito, tumbada debajo
en señal de sumisión.
Al no
solucionarse ni este ni otros problemas de convivencia que la pareja tenía,
optó por abandonar el Paraíso y marcharse a vivir por su cuenta.
Como es
natural, Adán se quejó de que esas no eran las condiciones establecidas en un
principio y así, Jehová, envió a tres ángeles, a los que se identifica como “Senoy, Sansenoy y Semangelof” con la
orden de buscar a la mujer y traerla nuevamente al Paraíso.
Pero ella
se negó en rotundo a volver y optó por atravesar la barrera del bien y del mal.
Se cuenta
en la mitología hebrea que a orillas del Mar Rojo, Lilith se encontró con el demonio conocido como “Asmodeo”, junto con el cual tuvo muchos
hijos, todos demonios, creando así toda una saga de enemigos de Dios pero Él es
muy poderoso y su castigo consiste en que cada día perezcan cien de los hijos
habidos con los demonios.
Como puede
verse, la cosa empieza a desvariar conforme la mano del hombre va tejiendo un
entramado dentro del cual coloca a la mujer como una mala esposa y una perversa
adoradora del diablo.
De la
misma forma, la perversa “Lilith” aparece
en numerosos grabados y pinturas con el cuerpo desnudo, sobre el que se enrosca
una serpiente y es que también, en interpretaciones mitológicas, se la
identifica como la serpiente que tentó a Eva para que comiese la fruta
prohibida y que nos ha costado a todos la ruina.
Una de las pinturas de Lilith
transfigurada en serpiente
No ha parado
desde entonces de mantenerse en la cultura judeocristiana, esa figura de la
mujer como causante de males para el hombre, al que no soporta por su
superioridad y al que abandona en un arrebato de valentía.
Aparte de
las connotaciones mitológicas, fuera de todo raciocinio, Lilith vuelve a aparecer en La Biblia en el Libro de Isaías,
capítulo 34, versículo 14, donde habla del lugar en el que, por fin, Lilith hallará el descanso.
A la vista
de todo lo anterior hay algo que me sorprende profundamente y es que no acierto
a explicarme cómo es posible que el feminismo que en las últimas décadas
impregna la sociedad, dominando todo tipo de relación natural entre hombre y
mujer, haya dejado pasar por alto a esta figura tan potente que se enfrenta no
ya a su igual, el hombre, sino al Demiurgo
para dejar bien claro que no somete su libertad como mujer ante nada ni nadie.
A su lado
la madre Eva, a quien también se le han atribuido muchas de las calamidades que
el género humano ha de padecer, sería como una ovejita dócil.
Bonita e interesante "historia", que desconocía.
ResponderEliminarDios le dijo a la serpiente (¿Lilith?) "...establezco enemistad entre ti y la mujer, entre su descendencia y la tuya..."(Genesis 3:15) ...podria ser ¿por que no?.
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