Hace ya
unos años publiqué un artículo que lleva por título Del Teléfono a la Radio y
que se puede consultar en este enlace: http://unalupasobrelahistoria.blogspot.com/2013/03/del-telefono-la-radio.html
En él
trataba de poner algunas cosas en su sitio, así por ejemplo que el teléfono no
lo inventó Graham Bell, sino un italiano llamado Antonio Meucci, como ha
reconocido por aclamación el congreso de los Estados Unidos, o que Marconi no
inventó la radio, sino que usó diecinueve componentes inventados y patentados
por el serbio Nicola Tesla, como así lo ha considerado la Corte Suprema de los
Estados Unidos en 1943.
Pero nada
de eso importa. Para el gran público los inventores seguirán siendo Bell y
Marconi.
Con el
cinematógrafo sucede igual. Se atribuye su invención a los hermanos Lumiere que
tienen el indudable mérito de haber puesto a punto otros inventos anteriores
basados todos ellos en la cualidad del ojo humano de mantener imágenes en la
retina por un reducidísimo espacio de tiempo.
Auguste y Louis Lumiere
Un poco de
historia antes de entrar en el tema.
Si una secuencia
de fotografías se proyecta a una velocidad de veinticuatro instantáneas por
segundo, dan la sensación en el ojo humano de que esas imágenes están en
movimiento. En un primer momento la secuencia era de dieciséis fotogramas por
segundo y eso producía el característico movimiento como a saltitos de las
imágenes que veíamos en las primeras películas.
Esa
cualidad retiniana de conservar las imágenes unas décimas de segundo hace que
un carbón ardiendo se convierta en una línea de fuego si lo movemos con cierta
rapidez. Desde la más remota antigüedad este fenómeno fue observado, si bien no
comprendido. El estudio más o menos científico de este fenómeno se empezó en el
siglo XVII y XVIII por Newton y por Patrice D’Arcy, pero sus observaciones no
llevaron a ningún avance y no fue hasta 1831 en que aplicando la rotación de la
Rueda de Faraday y utilizando unos dibujos secuenciados, se daba la sensación
de movimiento.
Es tan
sencillo como que un pájaro pintado en una cara de un disco de cartón y una
jaula pintada en la otra cara, dan la sensación al girar y pasar ante nuestros
ojos las dos caras de que el pájaro está dentro de la jaula.
Este
experimento se hizo en 1825 y el resultado de esta experiencia fue la
construcción de juguetes que usando varios procedimientos consistente todos en
hacer pasar imágenes por un visor, daban la sensación de movimiento.
Evidentemente
esto no es cine, porque el cine necesita de la fotografía instantánea.
Las
primeras fotografías tomadas en la década de los veinte del siglo XIX requerían
larguísimas exposiciones y por tanto se tomaban sobre objetos inanimados ya que
personas o animales eran incapaces de estar hasta catorce horas inmóviles para
impresionar la placa.
Con la
invención del daguerrotipo, las exposiciones se redujeron a una media hora,
todavía demasiado tiempo. A partir de 1840 se fueron reduciendo las tiempos y
empezaron a usarse modelos humanos que tenían que permanecer veinte minutos
inmóviles, con los ojos cerrados y a pleno sol.
Pero se
progresaba constantemente y en pocos años uno o dos minutos bastaban para
impresionar la placa, que a partir de 1851 empezaron a usarse de cristal, que
habilitaban para sacar muchas copias de una sola foto, a la vez que el tiempo
de exposición se redujo a unos segundos y surgió una nueva profesión artesanal:
el fotógrafo.
En pocos
años había miles de fotógrafos en el mundo mientras en los laboratorios de los
experimentadores sobre la fotografía se iniciaba un paso adelante que era
conseguir la foto animada.
Con la
técnica de aquellos momentos para mostrar a un hombre andando se tomaban fotos
de los pies juntos, luego de un paso, seguidamente de otro y así hasta
conseguir una secuencia que diera la sensación del movimiento; todo esto
teniendo al modelo inmovilizado mientras se cargaba el aparato una y otra vez.
El procedimiento era muy complicado, pero aun así, hizo posible que algunos
estudiosos y experimentadores del tema, vieran la posibilidad de futuros usos.
El empuje
definitivo lo dio un multimillonario californiano llamado Stanford al contratar
a un fotógrafo inglés para que demostrara los pasos que daba un caballo al
galope, sosteniendo que en algún momento de la carrera tenía las cuatro patas
en el aire.
El
fotógrafo, llamado Muybridge, instaló veinticuatro cabinas oscuras a lo largo
de una pista por donde iban a correr varios caballos. En cada cabina, unos
operadores prepararon sus cámaras con placas de un producto llamado colodión
húmedo, así llamado porque se vertía sobre la placa en el preciso momento de
hacer la foto.
Los
dispositivos de disparo se conectaron a unos hilos que atravesaban la pista y
que se rompían al paso del primer caballo, disparando el obturador y tomando la
foto.
Durante
seis años Muybridge trabajó en este sistema hasta que consiguió perfeccionarlo
y en 1878 se publicaron las fotografías tomadas del caballo al galope,
provocando el entusiasmo de todos los investigadores del tema, pues una tras
otra daban prueba gráfica del movimiento de las patas del caballo.
Pero era
necesario proyectar las fotos sobre una pantalla y eso se consiguió diez años
más tarde por el francés Charles Reynaud que fue el primero en proyectar
figuras en movimiento con un artilugio que llamó “praxinoscopio”, un complicado juego de espejos que proyectaban las
fotos a una pantalla.
El éxito
fue arrollador y Reynaud, enardecido, comenzó a hacer proyecciones de dibujos,
por lo que actualmente es considerado el padre del dibujo animado.
Ese mismo
año, Edison patentó su invento mas maravilloso: el “fonógrafo” que ha devenido en lo que hoy conocemos como
magnetofón, prácticamente en desuso por mor de las tecnologías digitales.
El sabio
estadounidense quiso completar la grabación sonora con imágenes en movimiento,
para lo que entró en sociedad con un colaborador llamado Dikcson para que
fusionara las dos invenciones.
La
sincronización de imagen y sonido no fue posible, de momento, pero en cambio
inventó un aparato en el que a través de una mirilla, un espectador podía ver
imágenes de un artista circense haciendo piruetas. Al invento le llamó “kinetoscopio” y fue patentado por Edison
en 1891. Aparatos como aquél se fabricaron muchos y antes de que los hermanos
Lumiere presentaran al publico su invento.
Edison
también fue el primero en usar la película de celuloide de 35 milímetros
perforada para facilitar su arrastre.
El único
problema y no menor del kinetoscopio, era el uso individualizado y su peso que
pasaba de los quinientos kilos.
Basándose
en este invento tan vanguardista como poco práctico y en una información que
recibieron y que será objeto del siguiente artículo, los hermanos Lumiere patentaron
el 13 de febrero de 1895 su invento llamado cinematógrafo,
capaz de grabar y proyectar películas y el 28 de diciembre de aquel año lo
presentaron al público en el salón Indien del Gran Café del Boulevard de Los
Capuchinos, en donde los famosos hermanos proyectaron diez películas basadas en
la vida cotidiana de París: la llegada de un tren, la comida de un bebé, la
salida de los obreros de una fábrica y lo que se ha venido en considerar la
primera comedia con trama argumental filmada de la historia, en la que un
jardinero riega mientras otro le pisa la manguera para soltarla cuando el
primero examina la boquilla y queda empapado.
Cinematógrafo Lumiere cerrado y en proyección
Multitud
de operadores fueron formados por los Lumiere y sus cinematógrafos fueron
vendidos a casi todas las casas reales de Europa y en poco tiempo se
habilitaron salas para las proyecciones en numerosas ciudades del continente.
Lamentablemente
para los hermanos inventores, no supieron ver el alcance y trascendencia que
tendría aquel invento que era perfectamente transportable, pues pesaba solo
diez quilos y se movía a manivela, por tanto muy fácil de manejar y no supieron
explotar adecuadamente el invento, cosa que sí hizo un mago profesional llamado
George Melies que, con gran olfato, se convirtió en uno de los cineastas de su
época y el primero que advirtió el alcance que el invento iba a tener en el
mundo.
El hecho
de que inventos muy anteriores a los de los hermanos Lumiere se hubiesen
registrado en diversos países, no empaña en absoluto el mérito de estos dos
hermanos pero es indudable que no fueron los inventores de la técnica que por
espacio de casi setenta años se fue perfeccionando hasta pasar del dibujo a la
fotografía y de esta al celuloide, que fue invento de Edison, como tampoco empece
que el verdadero inventor del cinematógrafo fuera un sacerdote burgalés llamado
Mariano Díez Tobar y que lo facilitó a los Lumiere que supieron ventajosamente
aprovechar todas estas circunstancias.
Pero esa
será la próxima historia.
Interesante...
ResponderEliminar