El título de este artículo puede
parecer enrevesado, quizás un juego de palabras, pero a lo largo de la
exposición trataré de desentrañar el escaso misterio que pueda encerrar porque
lo que conocemos como Perú, deformación del término Birú o Pirú
no se refería, ni mucho menos, a los territorios que formaron el virreinato de
Nueva Castilla, el antiguo imperio de los incas, conquistado por Pizarro,
Almagro y Hernando de Luque.
La historia se remonta a la segunda
década del siglo XVI, años antes de que estos conquistadores se lanzaran a la
aventura del descubrimiento y conquista del reino de los incas. En aquel
momento en el que apenas estaban consolidándose las posiciones en la llamada
Tierra Firme, el rey Fernando el Católico, nombró a Pedro Arias Dávila,
gobernador de Castilla de Oro, región que comprendía Nicaragua, Panamá y la
parte norte de la actual Colombia.
El nuevo gobernador, conocido en la
historia como Pedrarias Dávila, (recuérdese mi artículo http://unalupasobrelahistoria.blogspot.com.es/2013/03/viajando-con-su-ataud.html),
llegó en el año 1514 con sus hombres a la región central del nuevo continente,
con la misión de establecerse y colonizarlo.
Entre sus tropa figuraba un vasco
llamado Pascual de Andagoya, un joven intrépido de poco menos de veinte años
que destacaba por su entusiasmo y formación, lo que hizo que pronto prosperara
entre las huestes y recibiera el encargo de fundar una ciudad al otro lado del
istmo y así, en 1519 fundó la ciudad de Panamá, con cuatrocientos colonos que
marchaban con la expedición.
Pascual de Andagoya
Pero Andagoya no se contentaba
solamente con fundar ciudades y gobernarlas, su espíritu aventurero le hizo
ponerse en marcha con un reducido contingente en dirección al sur, recorriendo
el litoral colombiano del Pacífico.
Hacia 1522 se le nombró Visitador
Indio de Castilla de Oro y con ese cargo y un grupo mejor formado de hombres de
armas, empezó a explorar las tierras y litorales de Colombia. A sus expensas
construyó unas naves y con ellas se hizo a la mar.
Recorriendo la costa del Pacífico
encontraron un río navegable, cuyo cauce siguieron hasta encontrar una fuerte
resistencia por parte de los indios, a los que tuvieron que enfrentarse y
derrotarlos.
Para congraciarse con sus vencedores,
el cacique se ofreció a ayudarles a explorar una vasta región conocida en la
lengua indígena como “Chocó” y que es buena parte del norte de la
actual Colombia. Decía el cacique que unas tribus conocidas por ellos como de
los territorios del Birú,
situados más al sur, los acosaban llegándose por mar en canoas y causando
muchos estragos entre su población.
Andagoya aceptó el ofrecimiento pero
sus fuerzas eran escasas para continuar en campaña, por lo que una de sus naves
volvió a Panamá para pedir refuerzos, mientras él y sus hombres se reponían en
aquella tribu.
Con la llegada de los refuerzos, meses
después y acompañados por una partida de exploradores indios, continuaron su
viaje por el litoral, hasta llegar a un nuevo río que bautizaron con el nombre
de San Juan, uno de los más importantes ríos de la región, que desemboca
formando un delta turbulento en cuyas aguas zozobró la embarcación que Andagoya
llevaba, quedando herido.
Aun así, remontaron el río hasta
encontrar una fortaleza desde la que le hicieron frente. Con la inestimable
ayuda de la fusilería, los indios se rindieron, consiguiendo pacificarlos, pero
herido como se encontraba hubo de ordenar el regreso.
Fue allí, entre aquellos indígenas del
río San Juan, donde tuvo por primera vez noticias de un poderoso imperio
situado mucho más al sur y que era conocido por Tahuantinsuyo, país de muchas
riquezas y con una civilización aparentemente más avanzadaa en donde el oro y
la plata, los codiciados metales que movieron la maquinaria del descubrimiento
y la colonización, abundaban por demás.
A su vuelta a Panamá, Andagoya dio a
conocer sus descubrimientos y habló de aquellas tierras sureñas, del Birú, las tierras por él descubiertas y del imperio del
sur, en donde el oro y la plata abundaban.
Aquel conocimiento hizo que en 1524
Pizarro, alcalde de la ciudad de Panamá, emprendiera la aventura de la
conquista del imperio inca, a cuyas tierras puso el nombre de Pirú, según había
oído a Andagoya referirse a aquellos territorios con ese nombre, pero,
evidentemente debía de haber un error, porque los indios del Chocó no podían
haber entrado en contacto con los incas del Cuzco o la Ciudad de los Reyes,
dada la enorme distancia existente y la escasez de medios, por lo que es mucho
más posible que se refirieran a unos territorios limítrofes con los suyos y no
los incaicos.
De todas formas el nombre de Pirú,
primero y Perú, más tarde, se acuñó para aquellos inmensos territorios
conquistados a los incas y base de la expansión española en el sur del Nuevo
Continente.
Pascual de Andagoya, además de
aventurero y marino, tenía aficiones literarias y escribió los hechos de
Pedrarias Dávila entre otras muchas cosas y a su llegada a Panamá, después de
aquella aventura fallida, escribió unas memorias acerca de aquel viaje,
documento que permanecía ignorado hasta que el prestigioso historiador peruano
Miguel Maticorena lo rescató del olvido. Ese documento está fechado en 23 de
julio de 1523 y Andagoya describe cómo ha descubierto las tierras colombianas a
las que se refiere como “provincia del Perú”, que el año anterior había
visitado.
Esta es la primera constancia escrita
del nombre de Perú, que hace referencia a unos territorios al sur de la costa
pacífica de Chocó (Colombia) que no se puede confundir con la zona del imperio
inca. No obstante, cuando años después Pizarro y sus hombres derrotan a los
incas, comienzan a llamar a aquel territorio con el nombre de Perú, pero
evidentemente ese nombre hacía referencia a otras tierras que estaban situadas mucho más al norte.
Basta echar un vistazo al mapa de la
costa del Pacífico para comprender la enrome distancia que existe entre
Buenaventura, un poco al sur de la desembocadura del río San Juan y Cuzco.
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