viernes, 9 de octubre de 2015

LA CASA DE LOS MILAGROS




El quince de enero de 1835, a los sesenta y dos años de edad, fallecía en su casa de las afueras de Bruselas, la princesa de Chimay.
Completamente ignorada por la historia, la princesa de Chimay había sido también marquesa por su primer matrimonio. Años mas tarde sería la amante y luego la esposa  del más poderoso hombre de la Revolución Francesa, después de Robespierre y antes de casarse con el príncipe de Chimay, fue posiblemente la mujer más influyente de Francia, tanto en el período revolucionario, como posteriormente.
¡Y lo más sorprendente de todo es que era española!
Se llamaba Teresa Cabarrús y era hija de Francisco Cabarrús, notable financiero de origen francés afincado en España y fundador del Banco de San Carlos, que luego se convertiría en el Banco Nacional, el primero en expedir papel moneda.
Se educó entre monjas y nodrizas, hasta que a los doce años, su padre, personaje de máxima influencia en España, decidió enviarla a París con la doble intención de que completara su formación y que contrajera matrimonio con alguna persona influyente en Europa.
Acompañada de su madre, Antonia Galabert, se trasladaron a la capital francesa, donde la pequeña quedó alojada en casa de una influyente viuda que la acogió bajo su tutela, mientras su madre regresaba junto a su marido.
Precoz, la joven Teresa se enamoró perdidamente de un joven sin fortuna que, lógicamente, no contaba con el beneplácito de su padre, que no había hecho el esfuerzo de separarse de su hija para verla convertida en una simple ama de casa.
El desengaño de la joven precipitó su decisión y contrajo matrimonio, por elección de su padre, con el marqués de Fontenay, miembro del parlamento francés y mucho mayor que aquella niña de apenas quince años.
Un año después nació el único hijo de esa unión al que pusieron por nombre Devin Theodore.
Era el año 1789 y lo que se venía encima a los franceses, sobre todo a su aristocracia, era difícilmente predecible, pero mientras, la grandeza francesa vivía en un mundo de lujo y glamour, sin preocuparse de que el pueblo no tenía pan y mucho menos pasteles para saciar el hambre, como había propuesto María Antonieta. El catorce de julio el pueblo asalta la Bastilla y comienza el episodio más terrorífico y sangriento de la historia de Francia.
En pleno apogeo de la Revolución, los marqueses de Fontenay deciden separar sus caminos y tras solicitar el divorcio toman cada uno por su lado,
Teresa y su hijo se refugian en casa de unos parientes de su padre en Burdeos, en donde viven los sangrientos episodios que se desarrollaron en aquella ciudad, acusada de contrarrevolucionaria. Cuando Robespierre toma el mando de la Revolución, envía a la ciudad de Burdeos al joven Jean Lambert Tallien con instrucciones de usar la guillotina no solo contra los enemigos de la Revolución, sino contra todo aquel que osara interceder por ellos. Era la llamada época del terror y Burdeos lo sufrió casi como París y por el mero hecho de ser la esposa de un noble huido de Francia, Teresa fue encarcelada y condenada a la guillotina.
Pero tuvo la fortuna de que Tallien la conociera y quedara prendado de su hermosura; perdidamente enamorado de ella, la liberó de su cautiverio y la dejó en libertad. Pocos meses después se convirtieron oficialmente en amantes.
La carrera de Tallien fue tan vertiginosa como efímera, llegando a ocupar uno de los cargos más importantes dentro de la Revolución, mientras su bella amante se dedicaba a socorrer a los desamparados y pedir clemencia para los que iban a ser guillotinados.
La fama de Teresa alcanzó a todos los ámbitos y a su puerta había colas de personas solicitando su intercesión y ella acudía a todas las demandas, consiguiendo clemencia para los condenados en muchas de las ocasiones.
Fue tanta la popularidad que alcanzó, que a su casa de París se la empezó a conocer como “La casa de los Milagros” y a ella a llamarla “Nuestra señora de Septiembre o del Buen Socorro”.
Pero tanta fama le perjudicaba notablemente a la pareja, pues su marido, que había moderado sensiblemente su ansia de sangre, cayó en desgracia ante Robespierre y ella misma terminó encarcelada por ir contra la Revolución.
Nuevamente la fortuna sonríe a la española que comparte celda con una tal Marie Josèphe de la Pagerie, que años después se convertiría en la emperatriz de Francia, conocida como Josefina Bonaparte.
Desde la cárcel, Teresa escribe a su amante una carta desesperada, reprochándole su cobardía y diciéndole que no está haciendo nada por salvarla a ella de una muerte segura. Herido en su honor, Tallien se enfrenta a Robespierre y a su imperio del terror, tachándole de tirano y sanguinario.
La reacción que se provocó con aquella carta hizo que una revolución interna terminara con la vida de Robespierre y el ascenso de Tallien, mientras el pueblo entendía que era ella la verdadera artífice del cambio.
Tras el periodo de terror, la Revolución disfrutó una época de relativa calma en la que se iniciaron las convivencias sociales y Teresa se convirtió en la mejor anfitriona de París a cuyas fiestas acudían todos los personajes de la vida política, social y militar de la época, llegando incluso a ser cuna de un nuevo estilo  llamado “Neo Grec”, por su inspiración en la Grecia clásica, que tanto gustó a las damas francesas y que aparecen vestidas de esta moda en innumerables pinturas.
A uno de aquellos saraos acudía asiduamente un joven oficial de artillería llamado Napoleón y que muy posiblemente conociera allí a su futura esposa, Josefina, la amiga de Teresa.
El veintiséis de diciembre de 1794, se casó con Tallien, con el que tuvo una hija a la que pusieron el revolucionario nombre de Thermidor.
Pero la Revolución seguía en marcha y a la época dorada de Tallien siguió otra, conocida como El Directorio, en la que el antiguo revolucionario no tenía cabida.
Ahora el poder pasó a otras manos y estas eran las de Paul Barras, un caótico e inmoral miembro de la baja aristocracia que había sido militar y siempre había apoyado a Tallien hasta que consiguió desbancarlo y que fue quien propició el fulgurante ascenso de Napoleón.
Lo cierto es que nuestra compatriota comprendió bien pronto que Tallien estaba acabado y quizás antes de divorciarse de él, ya había iniciado una relación sentimental con el que ahora mandaba, que no era otro que Barras.
No acabó aquí su vida amorosa pues después de todos estos acontecimientos, llegó a tener cuatro hijos con un riquísimo financiero llamado Ouvrad, que la rodeó de lujos pero no fue capaz de darle el amor que al final encontró en José de Caramán, conde y príncipe de Chimay, el cual a pesar de tener seis hijos, se enamoró perdidamente de ella y con quien se casó en 1805.
Toda la familia se trasladó a las posesiones del príncipe, en la actual Bélgica en donde Teresa encontró por fin la paz que deseaba y donde vivió feliz hasta la fecha de su fallecimiento cuando tenía sesenta y dos años, una edad avanzada para aquella época y más siendo madre de seis hijos.

Teresa Cabarrús vestida a la moda Neo Grec

Cierto es también que durante años estuvo muy afligida cuando comprendió que su vieja amiga Josefina, a la que había salvado de la guillotina con la carta que hizo reaccionar a su amante Tallien, y que siempre había acogido familiarmente en su casa, se distanciaba de ella conforme su marido iba alcanzando la fama y la gloria.
Tallien murió en 1820 después de numerosas vicisitudes al quedarse fuera de la cúpula de mando de la Revolución. Acompañó a Napoleón a Egipto, en la campaña contra los mamelucos con el fin de cortar las rutas comerciales de Gran Bretaña, pero nuevamente cayó en desgracia y fue enviado a Francia con un escrito de acusación por acciones contrarias a la República.
Terminó sus días como agente secreto en España, donde perdió un ojo, lo que le obligó a regresar a Francia, donde murió años después.

Pocas mujeres, como Teresa de Cabarrús, han tenido tanto papel que desempeña en los aconteceres políticos de un país como Francia y muchas menos siendo una extranjera sin apenas arraigo que se ganó todo su protagonismo por su belleza y por “la vía de lo húmedo”, como diría un antiguo conocido mío.

2 comentarios:

  1. Este personaje ha sido estudiado no con lupa más bien con microscopio para encontrarlo.

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  2. Me ha encantado el artículo! Jjjjj y también lo de la "vía humeda"

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