Es increíble la fuerza que tiene el cine para sacar
cosas del anonimato o de la ignorancia. La saga de Harry Potter dio a conocer
la catedral de Gloucester, usada en la película como la escuela de magos, en
donde reposan los restos del rey Eduardo II, que pasó a la historia por sus
escándalos homosexuales (puede consultar mi artículo sobre el tema en esta
dirección: http://unalupasobrelahistoria.blogspot.com/2013/03/uno-la-mazmorra-y-otro-al-patibulo.html);
el Código da Vinci ha sacado a la luz, una de las iglesias más enigmáticas de
Europa: la Capilla de Rosslyn, situada en la ciudad de Roslin, a escasa
distancia de Edimburgo, la capital de Escocia.
Esta curiosa capilla es una catedral en miniatura y
guarda en su interior una enorme cantidad de enigmas tallados en la piedra, de
los que la alta Edad Media estuvo tan bien surtida.
Fue construida en la segunda mitad del siglo XV,
inicialmente como Colegiata de San Mateo, pero durante su construcción, que
duró cuarenta años, falleció su promotor e impulsor y el coste de la obra fue
aumentado por la complejidad de la escultura interior, por lo que terminaron
reduciendo sus dimensiones hasta dejarla en simple capilla.
Con la Reforma Protestante en Escocia, ocurrida en
1560, toda relación con la Iglesia Católica fue cortada de raíz y la capilla,
junto con todos los edificios religiosos,
declarada fuera de uso y cerrada a cal y canto. No fue hasta 1861 que se
reabrió al público pero ahora como templo episcopaliano, sobre todo debido a
las presiones que sobre ella hizo el célebre escritor Walter Scott.
Pero ya llevaba funcionando casi cien años desde que
se inició su construcción y su historia y sus enigmas eran bien conocidos.
Bajo la advocación de san Mateo, el caballero templario Guillermo de Saintclair, primer conde de Caithness, ordenó su
construcción. Pertenecía el conde a una familia noble escocesa y había seguido
la tradición de aquellos templarios que consiguieron evadirse de la justicia y
continuar su labor de manera soterrada y subrepticia.
Se dice que tras la persecución iniciada en Francia y
después seguida con diferente interés en otros países, los caballeros que
consiguieron librarse de las detenciones que se iniciaron el fatídico viernes
13 de octubre de 1307 y que dio en la cárcel con Jacques de Molay, ultimo gran
maestre y su cúpula directiva, consiguieron reunir una gran cantidad de
reliquias acopiadas durante los dos siglos que estuvieron en Tierra Santa, así
como un inmenso tesoro y gran cantidad de documentación que acreditaba que
muchos reinos europeos estaban prácticamente quebrados y en manos de la orden.
Con todo ese valiosísimo cargamento huyeron de Francia, pasando al reino de
Aragón y más tarde a Portugal, donde el Temple gozaba de gran predicamento ante
la monarquía por su apoyo constante en la lucha contra los musulmanes. Puede
que allí permanecieran algunos años, pero finalmente embarcaron con todo su
tesoro rumbo a las Islas Británicas.
Llegaron hasta Escocia y allí desembarcaron,
estableciendo contacto con sus correligionarios, los frailes de la Orden de San
Juan, con los que alguno de los fugitivos había coincidido en Jerusalén durante
las Cruzadas.
Pasaron algunos años en los que los templarios
trataban de no descollar demasiado entre la población y sobre todo, no hacerse
notar con la nobleza y la corte, donde podrían estar sus verdaderos enemigos,
mientras ocultaban sus valiosos tesoros que mantenían permanentemente
vigilados. Parece ser que años después, a la vista de las reliquias y los
tesoros, Saintclair decide que hay que ocultarlo todo y lo mejor parece, como
era muy habitual en aquellos tiempos, hacerlo en el interior de una iglesia.
Comienza aquí lo verdaderamente enigmático de esta
historia que pasa por la construcción de un gran templo, pero que se va
transformando y queda en una capilla, pero su tamaño no impide que esté cargada
de enigmas.
En primer lugar no se eligió su emplazamiento al
azar. Allí había habido un templo celta que como ya es tradición y la historia
así lo está reconociendo cada vez con más certeza, se levantaban siempre en
lugares muy escogidos por los druidas de las tribus que conocían perfectamente
el punto en que confluían fuerzas telúricas que para el resto de los mortales
pasaban inadvertidas. Así, la catedral de Santiago de Compostela o las
francesas de Chartres, Amiens y Notre Dame fueron construidas sobre antiguos
lugares de culto celta y que junto con algunas otras catedrales tienen mucho
que ver con la orden del Temple.
Sobre sus ruinas se había construido una modesta
capilla que había sido utilizada para el rito católico, aunque en aquellos
momentos también estaba en ruinas, pero sobre aquellas piedras se inició la
nueva construcción.
El enigmático aspecto de la capilla de Rosslyn
El primer enigma de aquella construcción se ha
descubierto quizás en último lugar, aunque es más que probable que se vayan
haciendo nuevos descubrimientos conforme avanzan las tecnologías.
Este primer enigma es que la capilla tiene
exactamente las mismas dimensiones que el Templo de Salomón en Jerusalén. Como
se sabe, los templarios toman su nombre por ser los guardianes del Templo, del
que en aquel tiempo se conservaban solamente sus cimientos, pero muy bien
definidos, por lo que no es extraño que tomasen nota de las proporciones y con
ellas reconstruyeran, aquella capilla y muchas otras que aun no conocemos. Esta
circunstancia se ha conocido recientemente cuando dos investigadores arqueológicos
ingleses: Christopher Knight y Robert Lomas, investigadores y escritores
prolíficos, por medio de computadoras establecieron que las dimensiones de la
capilla guardan una relación exacta a las del Templo de Salomón, señalando,
además que uno de los muros exteriores, inacabado, es representación del famoso
Muro de las Lamentaciones, lo que quizás fuera la verdadera justificación para
construir aquella capilla: tener en Escocia una réplica del mítico templo.
Esa circunstancia no tiene nada de extraño si en su
interior no existieran otras realmente misteriosas.
La más conocida es la llamada “Columna del
Aprendiz”. Se trata de una columna en espiral, cuando todas las demás son
rectas y sobre la cual pesa la leyenda de que el maestro constructor de la
capilla quería construir en ese lugar una columna singular, para lo que viajó a
Italia, donde se vivía el esplendoroso momento renacentista.
Miró, consultó, estudió y dibujó bocetos para su
columna y con ellos regresó a Escocia, donde se encontró con una desagradable
sorpresa: su aprendiz, un cantero anónimo, del que no se guarda nada más que
este triste recuero, aprovechando su ausencia había esculpido una columna de
tal belleza y singularidad que el maestro constructor no pudo soportar cómo
alguien, tan inferior a él, sin necesidad de estudiar, informarse, ver y hablar
con artistas, había esculpido una obra de tal belleza y arrebatado por un
acceso de ira le golpeó con un martillo y lo mató en el acto. Por eso, la
columna es conocida como la del Aprendiz, que además de su talento escultórico,
también demostró relaciones esotéricas, quizás imbuidas por los propios
templarios que presenciaban las obras, cuando esculpió en claras letras que
allí, tras ese pilar, se ocultaba la cabeza de Dios.
Pilar del Aprendiz
Como es natural, la trágica muerte del aprendiz y la
inscripción, han disparado todas las conjetura, desde que allí, bajo la columna
se escondió el tesoro del que hemos hablado, hasta que el único y gran tesoro
que poseían los templarios era ni más ni menos que la cabeza momificada de
Jesús.
Es mucho más probable la primera de la hipótesis,
pues con la segunda estaríamos llegando al paroxismo histérico que ya llegaron
muchos en la antigüedad, como la propia madre de Constantino, santa Elena que
encontró unos clavos, o le vendieron unos clavos herrumbrosos y le hicieron
creer y ella muy gustosa lo creyó, que eran los clavos usados en la
crucifixión; o como la lanza de Longinos, de la que existen centenares de
“originales” o el “lignum crucis”, los trozos de madera de la cruz que si los
juntáramos todos, la cruz del Gólgota debía pesar varias toneladas.
En efecto, ¿qué sería de la resurrección y ascensión
de Jesús a los cielos si en la tierra quedó su cabeza? No parece que vaya por
ahí la cuestión, aunque se sabe que una de las muchas acusaciones hechas a los
templarios era la de adorar una cabeza, a la que se conoce como “Baphomet” y de
la que se tienen pocos más datos. Puede ser una falsa acusación, como la de
todos los delitos y hábitos horrendos que los caballeros reconocieron bajo
torturas espantosas y que están relatadas en infinidad de documentos.
Otro enigma
es la existencia de doscientas trece “cajas”, llamados así a unos cuadrados
esculpidos que contienen signos indescifrables que se han relacionado con notas
musicales, cuya significación se desconoce totalmente.
O los numerosos
"Hombres Verdes", distribuidos por todo el recinto y que parecen
mostrar una relación entre lo animal y lo vegetal, o los ángeles tocando las
gaitas escocesas. En fin, una multitud de singularidades.
Uno de los muchos hombres verdes
Quizás lo más enigmático sea la representación de
una mazorca de maíz y un cactus, dos vegetales completamente desconocidos en la
Europa de aquel momento y que se ha querido interpretar como un homenaje a sir
Henry Saintclair, antepasado del constructor de la capilla que según leyendas
de la época, había conseguido llegar hasta América, de donde trajo, entre otras
cosas maíz y cactus.
Para aclarar los enigmas encerrados bajo la
construcción de la capilla, la documentación que pudiera existir y los posibles
tesoros y reliquias enterrados, a finales del pasado siglo la autoridad
episcopaliana autorizó a una universidad a que hiciera prospecciones, pero
cuando estas iban a comenzar, se descolgaron con la exigencia de que los
descubrimientos se mantendrían en absoluto secreto, circunstancia que no
deseaba la universidad, como parece lógico.
Así pues, sus secretos seguirán enterrados.
También se dijo que la cabeza disecada fue la de Juan el Bautista. Saluos
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