viernes, 23 de agosto de 2019

GUEVARA Y EISENHOWER APRENDIERON AQUÍ





Todo comenzó con un regalo. Un regalo envenenado que las potencias europeas quisieron hacer a España tras celebrar en 1906 una magna conferencia que se conoce por el nombre de la ciudad en la que se celebró: Conferencia de Algeciras, en la que prácticamente se repartían África.
En esta conferencia que duró casi tres meses, entre otras cuestiones, se llegó al acuerdo de que entre Francia y España ejercerían un “Protectorado” sobre Marruecos, correspondiéndole a España la parte norte, mientras Francia se reservaba el sur.
El norte de Marruecos no era solamente la zona más pobre y deprimida, era un foco de insurgencia en la que la infinidad de tribus que habitaban la zona de la Cordillera del Rif, estaban en permanente sublevación.
Además, esa zona, no se había visto nunca implicada en el sultanato marroquí que la había tenido secularmente olvidada, marginada y de vez en cuando avasallada. Allí ni siquiera se habla el árabe, ni ningún dialecto derivado del marroquí. Allí se habla “El Chelja”, la lengua mayoritaria de los bereberes del norte, cuyo origen es discutido y parece de procedencia centroeuropea, pero con la salvedad que se escribe con el alfabeto árabe.
Un territorio pobrísimo cuya capital se fijó en Tetuán y de la que se excluyó la ciudad de Tánger y su zona de influencia que era la única que podría haber sido rentable de todo aquel “regalo”.
Los rifeños vivían en “cabilas”, pequeñas aldeas, dedicados a la artesanía local, el pastoreo y la agricultura, con poquísima conexión entre ellos, en una zona muy montañosa, sin carreteras y las más de las veces comunicadas por senderos de ganados.
Allí, en la provincia de Alhucemas, nació en 1882 Muhammad Ab del Krim, más conocido por todos como “Abdelkrim”.
Pertenecía a la alta sociedad rifeña, pues su padre era una especie de gobernador de aquella zona (cadi) y tanto él como un hermano menor, estudiaron bachillerato en Melilla y Tetuán. Luego se trasladó a Fez, ciudad sagrada, para estudiar derecho islámico. Incluso perfeccionó estudios en Salamanca.
Con una formación considerable, entró a trabajar para el gobierno español como traductor de árabe, a la vez que escribía para un periódico llamado “El telegrama del Rif”.
Ya durante la primera Guerra Mundial, se decantó a favor de los alemanes, con  los que no dudaba en colaborar, y que le valió el ingreso en prisión de la que intentó escapar, sufriendo la rotura de una pierna.
Cuando fue puesto en libertad, su voluntad estaba totalmente radicalizada contra la presencia colonial española y francesa, dedicando años a la preparación de una sublevación general de todo el territorio del Rif, para lo que reclutaba a cabileños e incluso soldados marroquíes del ejército colonial español que desertaban para unirse a sus filas, enfervorecidos por las soflamas anticolonialistas del improvisado caudillo.
Con un nutrido grupo, bien armado y mejor entrenado, conocedores de todas las veredas de la cordillera, empezó a hostigar al ejército español de la zona de Annual y proximidades de Melilla, consiguiendo desmoralizar completamente a las tropas españolas, hasta que el 22 de julio de 1921 se produjo el primer enfrentamiento abierto en la batalla que ha quedado para la historia como “El Desastre de Annual”, que supuso más de diez mil bajas españolas.
Esta derrota fue un golpe enorme para España que comprendió por fin que con soldados recién reclutados, mal uniformados, con material escaso y anticuado y sobre todo, con un pánico cerval a los rifeños, no se podía hacer nada.
Pero es que aún ocurría otro hecho que preocupaba más si cabe y es que el líder guerrillero, envalentonado por las sucesivas victorias que iba acumulando, se decidió también atacar al ejército francés, en la zona sur del Protectorado.
 Los franceses no lo pensaron tanto como los españoles y de inmediato se pusieron en contacto con el general Primo de Rivera que en ese momento ejercía de dictador, para que ambos ejércitos se pusiesen manos a la obra a fin de crear un plan que permitiera acabar con las continuas revueltas y guerrillas.
Fue Primo de Rivera quien tomó la decisión crucial de atacar, desde el mar, la zona que se consideraba el núcleo fuerte de los revoltosos, con un desembarco masivo de tropas españolas y francesas.
Este fue el famoso “Desembarco de Alhucemas” para el que hubo que esperar cuatro años.

Fotografía del Desembarco, en la que se aprecia la perfecta coordinación

Se escogió la bahía de Alhucema, a unos cien kilómetros de Melilla, porque desde hacía años se sabía de su importancia estratégica y se preparó concienzudamente lo que sería el primer desembarco aeronaval de la historia.
En este desembarco, Primo de Rivera tomó el mando directo y estableció el plan de ataque que consistiría en lo que desde entonces se pondría en práctica en todos los desembarcos. Los generales Sanjurjo del ejército de tierra, Soriano, de la fuerza aérea y Yolif, de la marina, coordinaron sus planes de ejecución sin que se produjera ningún fallo.
Las fuerzas navales aproximarían sus unidades lo más cerca de la playa, para desembarcar tropas de ejército que por primera vez emplearían carros de combate en un desembarco, mientras unidades aéreas aportarían la cobertura necesaria para abrir la cabeza de playa, también por  primera vez en la historia.
La operación fue un éxito absoluto, pues desde tierra, las tropas se distribuyeron en los sectores que cada una tenía asignado y tomaron todo el territorio.
Esto ocurrió el día 8 de septiembre de 1925 pero la planificación, la ejecución y el resultado quedaron imborrables en los libros y artículos que los estudiosos de las guerras escribieron en su momento, tanto así que dieciocho años más tarde, los ejércitos aliados de la Segunda Guerra Mundial, eligieron como general en jefe de la alianza al general Eisenhower, el cual detentaría el mando supremo de las fuerzas que iban a atacar a los alemanes y de las primeras decisiones que tomó el general fue la de planificar un desembarco como el que se había producido en Alhucemas.
Para eso estudió mapas, disposición de unidades, ritmo de ataques, apoyos aéreos y navales y cuanto le fue de interés en la documentación habida sobre el primer desembarco de la historia, el de Alhucemas.
Con toda la información recabada, más la que los espías aliados proporcionaron y las maniobras de desinformación que se llevaban a cabo, eligió la costa de Normandía y realizó una disposición aeronaval que había aprendido en su estudio de nuestro desembarco; solamente una diferencia existía entre ambas acciones y es que el contingente bélico de las fuerzas enfrentadas no tenía comparación con las que se enfrentaron en Alhucemas, en donde precisamente, por no ser el rifeño un ejército regular, no restaba dificultad, pues además de estar fuertemente armado, había conseguido muchísimo material bélico como cañones, bombas, fusiles y ametralladoras en sus escaramuzas contra los ejércitos español y francés.
El desembarco de Alhucemas ha sido considerado “El día D” español, pues aunque los franceses también aportaron fuerzas, el grueso del contingente lo soportaron las unidades españolas y todo el diseño, la planificación y la ejecución estuvo dirigida por los mandos españoles.

Portada del Time de 1925, con la foto de Abdelkrim

Pero no fue solamente digno de estudio lo que ocurrió en el Protectorado de Marruecos, es que muchos años después, cuando las guerras de guerrilla se popularizaron en todo el mundo, los dirigentes guerrilleros más importantes fueron a estudiar los sistemas empleados por Abdelkrim que consistían fundamentalmente en el empleo de francotiradores y así, desde el líder nicaragüense Sandino, pasando por El “Che” Guevara y siguiendo con los asiáticos Ho Chi Minh, Mao Zedong o Pol Pot, emplearon tácticas guerrilleras basadas en las prácticas que tan buenos resultado dieron al líder rifeño.
Unos meses después del desembarco, Abdelkrim terminó por rendirse a los franceses que lo deportaron a la Isla Reunión, en el Océano Índico, otorgándole unas consideraciones de libertad y económicas impropias de un criminal de su talla.
España pidió varias veces su extradición y no le fue concedida y tras más de veinte años de exilio, consiguió escapar y refugiarse en Egipto, en donde el entonces rey Faruq lo acogió con honores.
Murió en El Cairo en 1963, satisfecho de haber vivido la completa descolonización del norte de África y que su sistema guerrillero se hubiese popularizado en todo el mundo.

4 comentarios:

  1. Aun hoy la población marroquí de la zona de Tanger, según mi experiencia y comentarios recibidos por los indígenas locales, se recuerda a este sujeto. Lo curioso es que no todos hablan bien de él, como cabría esperar, llegando incluso aquellos que lo consideran fue un ladrón y asesino. De todas formas doy poca credibilidad a estos comentarios debido a la naturaleza servil de los mencionados que les lleva, en ocasiones, a renegar en presencia de extranjeros de su país y raza aunque luego se molestan cuando esos mismos comentarios lo hace uno de estos extranjeros (a algunos en España les pasa algo parecido incapaces de valorar lo que tienen, que es mucho, y a los cuales les recomendaría una vueltecita por el resto del mundo). También es verdad que he detectado cierta rivalidad o sutil barrera étnica entre los que son bereberes y el resto que se consideran descendientes de árabes o andalusíes y que podría explicar esta discrepancia local en la consideración hacia el protagonista de hoy. De todas formas recalco que es una impresión personal y no pretendo sentar catedra.

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  2. Víctor Manuel Comendador24 de agosto de 2019, 3:25

    Nunca deja de sorprenderme que grandes frustrados, con cierto grado de formación pero sin valía personal alguna que devienen en enormes lideres un tanto paranoicos, terminan siendo responsables de conflictos que se llevan cientos y miles de vidas por delante en nombre de la libertad o el pueblo y para la historia son heroes o villanos, segun quien los analice. Muchos, como el protagonista de esta historia terminan su "sacrificio" dandose la gran vida al amparo de colegas ideologicos con poder y a los muertos pues se les entierra y en paz. Es cierto algun aserto que escuché en mis tiempos de estudiante de Criminologia, al respecto de que hay personajes con marcados riesgos paranoides pero inteligentes que se convierten en grandes conductores de masas. La historia ofrece muestras suficientes de ello

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  3. Hay una leyenda urbana sobre abdelkrin que había soliicitado una pensión para su padre que había servido a España y al denegarsela, creo que eran siete mil pesetas, se radicalizó. Ese era el precio que nos costó una guerra

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  4. Interesantisimo artículo. Yo también había escuchado esa leyenda de la radicalizacion de Abdelkrin consecuencia de la denegación de la pensión.

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