La cristiandad, sobre todo la católica, suele peregrinar a
tres puntos concretos: los Santos Lugares, Santiago de Compostela y Roma.
En los tiempos actuales los peregrinos a Roma encuentran una
espléndida ciudad y un Vaticano no menos magnífico, de arraigadas costumbres
cristianas apropiado para el
recogimiento y la oración, pero hace unos siglos las cosas eran tan de
otra manera que una frase corría de boca en boca de los peregrinos. Es la que
da título a este artículo que quiere decir: “Vista
Roma, fe perdida”, dado el clima escandaloso que imperaba en la ciudad
eterna.
La aspiración de los criollos de tierras americanas, es
decir los nacidos en el nuevo continente, pero de padres europeos, casi
fundamentalmente españoles, era también “peregrinar”, pero en este caso a
España, a conocer la Madre Patria desde dentro, y a ser posible visitar la
corte española. Pero un poco de lo mismo que ocurría a los peregrinos a Roma,
vino a ocurrir con algunos personajes que en años mozos pasaron por España y
contemplaron una realidad que los dejaba perplejos, despertando el ansia de
independencia que más tarde cristalizó.
Desde aquellas lejanas tierras se contemplaba a España como
el paradigma de lo perfecto. La metrópoli del inmenso imperio español había de
ser un dechado de excelencia en donde todo funcionase a la perfección y la
capital de aquel idílico lugar, desde donde los monarcas gobernaban el mundo,
no tendría comparación con ningún lugar por ellos conocidos.
Con esa idea vinieron a España los dos libertadores
americanos: San Martín y Bolívar, cada uno por su lado y ambos marcharon de
aquí con la misma sensación que el peregrino romano. No acertaban a explicarse
cómo era posible que el mundo se dirigiera de forma tan lasa, tan corrupta, tan
lejana de la moral, como eran las costumbres de la corte española.
Sobre San Martín ya escribí un artículo que puedes encontrar
en este enlace: http://unalupasobrelahistoria.blogspot.com/2013/03/la-cobardia-del-libertador.html
en el que hacía una semblanza de su trayectoria y la
forma cobarde en la que abandonó su puesto de jefe de la guardia del Gobierno
Militar cuando la revuelta popular de Cádiz.
De Simón Bolívar escribí también algo
de pasada cuando relaté las relaciones sexuales de la reina María Luisa de
Parma, esposa de Carlos IV, pero a la luz de nuevas documentaciones, he pensado
que bien podría merecer dedicar un artículo al tema.
En mis anteriores publicaciones, que
puedes consultar en estos dos enlaces: http://unalupasobrelahistoria.blogspot.com/search?q=la+realeza+en+el+banquillo
hablaba de cierto sacerdote que oyó en su última
confesión a la reina, la cual le dijo que ninguno de los hijos que había
tenido, ni tampoco los abortos, en total veinticuatro embarazos, eran de su
marido, el rey Carlos IV.
Pues bien, los amoríos escandalosos
de la reina le hacían cambiar de amante en una desaforada actividad sexual que
su marido, al que se conocía con el sobrenombre de “el rey Cazador”, no debía
complacer.
No puede decirse que la reina fuera
una mujer bella, ni siquiera atractiva y con las vestimentas usadas y la
cantidad de embarazos, su figura no debería despertar la lujuria, pero era la
reina y eso da un morbo exquisito.
Por su cama pasarían muchos varones,
desde poderosos como Godoy, hasta anónimos y entre ellos, el protagonista de
esta historia, Simón Bolívar.
Las reinas extranjeras casadas con
los reyes españoles no tuvieron demasiada aceptación entre la ciudadanía, pero
curiosamente, María Luisa de Parma fue una excepción, pues desde princesa de
Asturias hasta los primeros años de reinado, gozaba de una amplísima
popularidad y el pueblo la quería.
Retrato de María Luisa de Parma
En aquella época estaba de moda una
costumbre social de las altas esferas de la aristocracia que era el cortejo.
Una dama se hacía acompañar por un joven de modales educados, bien instruido, preferentemente
que hablara francés e italiano, y que estuviera al día en los bailes de la
corte y en las costumbres de la aristocracia, mientras su marido se dedicaba a
sus tareas, ya fueran de gobierno, de guerra, de negocios o de cualquier otro
tipo que le requiriese el empleo de largas temporadas fuera del hogar. La caza
también estaba incluida en este complaciente capítulo.
Por eso María Luisa, ya reina, se
hacía cortejar mientras su real esposo dedicaba largas jornadas a la caza.
El primer “cortejador” del que se
tiene noticia, fue el valido Manuel Godoy que a través de la cama de la reina
accedió a las más altas magistraturas de la nación, a la que gobernó a su
verdadero antojo.
Pero es más que probable que
previamente y todavía princesa, María Luisa hubiese tenido la necesidad de
ocupar su lecho cuando su esposo no le hacía ni caso y Godoy no habría sido el
primero, pero sí el más importante.
Todos los reyes españoles de la Edad
Moderna se casaron con princesas extrajeras y como refería antes, ninguna cayó
bien al pueblo español, pero en el caso de María Luisa la actitud fue diferente
pues la gente la adoraba y aplaudía cuando paseaba en carruajes por Madrid.
Pero como suele decirse, la mentira tiene las patas muy cortas y pronto de
aquel amor popular se pasó a una indiferencia y luego al odio. Entonces la
reina optó por refugiarse en los Reales Sitios y dejarse ver muy poco, pero
Madrid estaba llenos de pasquines insultando a la reina y a su valido Godoy,
cuya promiscuidad había desatado la furia del pueblo.
Tras muchas vicisitudes el
todopoderoso Godoy cayó en desgracia pero el colchón de la reina tardó poco en
calentarse, esta vez con un oficial de la Guardia de Corps llamado Manuel Mallo
y que era venezolano.
En esas fechas llegó a España el
subteniente Simón Bolívar, el cual por afinidad que da el paisanaje, trabó
amistad con el nuevo amante de la reina. Venía imbuido por ese pensamiento que
se relataba más arriba y que les hacía ver a los reyes de España como a unos
seres superiores, como si ejercieran su real oficio como misión divina, sin las
limitaciones y flaquezas que adornan al resto de los mortales.
En la corte evidenció la falsedad de
aquella creencia que endiosaba a los reyes de España, cuando comprobó cómo se
gobernaba el país sin ningún criterio de estado, cómo el rey dejaba en manos
ineptas la responsabilidad suya, como rey absolutista que era, dedicándose por
entero a la caza, su única pasión y cómo la reina se refocilaba con su amigo
Mallo, el cual vivía en una casa contigua al palacio, con el que se comunicaba
por un secreto pasadizo por el que la reina pasaba a la vivienda de su querido.
Un día en que Mallo había invitado a
cenar a Bolívar y a un amigo común, Esteban Escobar, se presentó de improvisto una
persona con habito de monje capuchino que al descubrirse resultó ser la reina.
Terminada la cena, que compartieron
los cuatro, la reina quiso volver a palacio cruzando por la calle y para no
levantar sospechas, Mallo consideró más oportuno que la acompañase Bolívar, lo
que le dio a éste, hombre de habla fácil, la oportunidad de congraciarse con la
soberana, la cual le invitó al sitio de Aranjuez, donde llegó a jugar un partido
de pelota con el príncipe Fernando, a la postre Fernando VII.
Simón Bolívar
No existe una constancia oficial de
que lo relatado hasta ahora haya sido real y más parece el argumento para
construir una novela con trazas de leyenda histórica, aunque lo cierto es que
Bolívar, a través de su amigo Mallo, tuvo mucho acceso a la corte y bastante
contacto con la reina, lo cual hizo pensar a muchos que había algo más que
amistad.
Lo cierto es que Bolívar estaba
profundamente enamorado de una joven aristócrata madrileña, con la que llegó a
casarse y de la que enviudó a los pocos meses, cuando al instalarse en
Venezuela fue víctima de la temibles enfermedades tropicales.
Pero un día Godoy volvió de su
exilio y de las primeras cosas que llevó a cabo fue mandar prender a su rival,
del que no se volvió a saber nada en los círculos de Madrid, apuntándose que lo
habían deportado a Filipinas, aunque años más tarde se dijo que durante la
travesía había sido arrojado al mar atado a un gran peso.
La influencia que la Revolución
Francesa tuvo en toda Europa y que se trasladó a las colonias con renovado afán
independentista así como la pérdida de la fe que los americanos tenían en la
monarquía española, fue el aldabonazo que sonó en todo el continente, del que
poco a poco se fueron desmembrando los nuevos estados.
Bolívar se marchó de España habiendo
transformado su amor en odio y después de haber hecho contactos en poderosos
círculos de masonería, en diferentes países, comenzó su campaña libertadora que
acabó con buena parte del imperio colonial español.
Por la "vía humeda", te acuerdas?...jjjj
ResponderEliminarAl servicio de potencias extranjeras enterraron definitivamente un imperio que dio libertad, prosperidad y cultura a los pueblos indígenas americanos como bien defiende Jean Dumont (Francia). Es curioso ver como estos libertadores descuartizaron un imperio que era homogéneo en decenas de estados sacando de la relevancia historia a todo un pueblo que hasta la fecha la habia protagonizado. Es curioso ver como tres países, representando a las potencias extranjeras (USA, Canadá y Brasil) forman bloques compactos (amen de haber fagocitado gran parte de lo que antes fue España) mientras que el otrora megalítico imperio español se desangra aun ahora en disputas entre ellos bajo la ilusión distorsionadora de unos supuestos libertadores que los han postrado al estercolero de la historia. Es curioso ver que aun Francia e Inglaterra conservan posesiones en ese continente mientras que España, no solo el que lo descubrió para occidente sino que además le dio forma, ni siquiera ve reconocido su labor allí (Puerto Rico, que junto a Santo Domingo siempre quisieron seguir siendo España, denuncia que el único proceso colonizador que sufrió fue el de USA que le separo contra su voluntad de la madre patria y ver la situación actual de Filipinas y el proceso de imposición cultural al que fue sometido por USA resulta al menos contradictorio). Como decía Vargas Llosa (Perú) no es lógico seguir acusando a España de la lamentable situación que sufren los indígenas americanos dos siglos después de haber sido “liberados”. No es justo, como bien explica Pablo E. Victoria (Colombia), que cuando España ha sido el que más hizo por esos pobres indígenas, donde no solo fueron liberados (esta vez sí) de la tiranía holocaustica (si se me permite el termino) de aztecas y mayas (hoy en día revindicados por ignorantes manipulados), donde se hizo un esfuerzo importante por su educación (con 25 universidades en américa y dos en Filipinas), donde se incrementó el nivel de vida con la introducción del caballo y el burro para labores agrarias junto a mejoras de las técnicas de cultivo, sin olvidar el telar o la medicina, donde se formularon leyes que los protegieron, etc… se siga insistiendo en una leyenda negra que no se sostiene ni por los hechos ni por el sentido común (solo en la parte española existen indígenas ya que USA y Canada solo se conservan una pequeña parte en reservas como las que África tiene para sus animales). Por ultimo quiero mencionar a Patricio Lons (Argentina) que recuerda la queja de los indígenas argentinos (no sé si después de dos siglos de haber sido liberados existen todavía hoy en día en ese pais) al rey de España porque sus súbditos del Rio de la Plata no habían solicitado su ayuda para evitar el intento de invasión por parte de Inglaterra.
ResponderEliminarComo deja en evidencia Philip Wayne Powell (USA) España fundo muchas más universidades en su imperio que la suma de todas las fundadas por el resto de imperios del mundo.
No dudo de que existirían abusos pero no es justo hacer hincapié en los abusos realizados por españoles (que no por el estado español) cuando el resto de potencias que nos juzgan fueron responsables directos de auténticos delitos contra la humanidad (nosotros llevamos la vacuna de la viruela a todo nuestro imperio (Expedición Balmis) mientras que los ingleses no han dudado en utilizar esta enfermedad para exterminar poblaciones indígenas (Mariscal de Campo Ingles Jeffrey Amherst)).
Es tan grande la diferencia que es más fácil creer la mentira que ver la verdad.
Me gustaría tener contacto directo contigo, no a través del blog.
EliminarMi email es: josemarideira@gmail.com
Un saludo.
Magnífico el articulo José Mari y muy interesante también los comentarios de Viasco.
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