jueves, 10 de diciembre de 2020

MESETA ENTRE DOS RÍOS

 

Ese es el nombre que en la lengua de los “tuareg”, los hombres azules del Desierto del Sahara, dan a uno de los lugares más enigmáticos de África y posiblemente del mundo.

En el sureste de Argelia, en pleno Sahara, se encuentra una amplia meseta de más de setecientos kilómetros cuadrados que se extiende hasta tierras de Libia, Níger y Malí. Su nombre es Tassili N’Ajjer, “Meseta entre dos ríos”, un paisaje fascinante donde se aprecia el enorme trabajo que la erosión ha efectuado, pero también la enorme actividad que hombres de hace doce mil años desarrollaron.

Dentro de los desiertos suelen encontrarse zonas de una feracidad lujuriosa, son los llamados oasis, nacidos alrededor de algún pozo, manantial, río subterráneo o cualquier otra acumulación de agua.

La meseta montañosa de Tassili ya no es un oasis, pero debió serlo en épocas muy remotas, porque la existencia de los dos grandes ríos que dieron nombre a la zona, es constatable a día de hoy y aunque se han convertido en arroyos que apenas corren, contribuyen a mantener vida vegetal y la exigua fauna de la zona.

 

Río de escaso caudal y flora autóctona de Tassili

  En la fotografía puede verse que los matorrales prosperan alrededor de la zona irrigada que aun conserva dos especies de flora autóctona, el ciprés y el mirto de Tassili.

El conjunto de la meseta que está situada a unos mil ochocientos metros sobre el nivel del mar,  es muy montañoso, prácticamente sin espacios para caminar como no sea saltando entre pedruscos de afiladas aristas. El punto más alto de la meseta tiene más de dos mil metros de altura, pero toda ella está compuesta por una sucesión de escarpadas montañas y riscos con una altura media de setecientos metros que dificultan la penetración en el terreno.

La existencia de tan exótico lugar había permanecido oculta a la civilización hasta que en la década de los años treinta del pasado siglo, un arqueólogo francés llamado Henri Lhote, recibió una información que cambiaría su vida.

Lhote había tenido una infancia durísima, con la muerte de su padre siendo muy joven. Hubo de ganarse la vida de muchas maneras, fue arqueólogo diletante, boy scout y estudioso del arte rupestre, pero su carencia de formación académica, trababan sus estudios, hasta que, con veinte años, recibió el encargo de controlar las plagas de langosta en el Sáhara argelino, en aquel tiempo perteneciente a Francia y sin pensarlo dos veces se lanzó al desierto, con poco equipamiento y un par de libros sobre langostas.

En camello recorrió más de ochenta mil kilómetros durante los tres años que duró la misión que lo tuvo aislado en el desierto. Expuestas sus conclusiones sobre las plagas y forma de combatirlas en la Universidad de la Sorbona, esta institución le premió con un doctorado.

Se despertó así su pasión por el desierto y allí sirvió durante la Segunda Guerra Mundial y donde sufrió un grave accidente que le tuvo diez años en cama, pero sobretodo le impidió ingresar en la aviación, como era su deseo3.

Durante su estancia en Argelia, conoció y trabó amistad con un teniente francés llamado Charles Brennan, el cual le comentó que durante unas operaciones militares realizadas en el sur de Argelia, casi en la frontera con Libia, había descubierto unas cuevas en las que había multitud de pinturas y grabados que él creía pertenecer al llamado arte rupestre.

Localizada la situación en el mapa, ayudado por Brennan y financiado por el Museo del Hombre de París, Lhote organizó una expedición a la meseta de Tassili N’Ajjer en el año 1956.

La expedición se desplazó a una ciudad llamada Djanet, a diez kilómetros de lo que hoy se conoce como Parque Natural de Tassili. Desde allí, con una expedición compuesta por treinta camellos, un guía tuareg, un cámara, un pintor y una intérprete especialista en lengua bereber, caminaron el inhóspito terreno hasta adentrarse en el parque.

La distancia desde la ciudad hasta el parque natural es corta, pero el camino es durísimo, tanto que muchos de los camellos terminaron despeñados y todos ellos con grandes heridas en las pezuñas, producida por los agudo guijarros que siembran su suelo. Otros terminaban reventados por el esfuerzo de la marcha.

A cada paso que daban encontraban piedras con grabados rupestres, cuevas con pinturas y numerosos vestigios de que en aquel lugar, hace muchos años, vivió una civilización avanzada que dejó muestras de un arte que poco a poco se ha ido estudiando y esclareciendo.

Las dataciones efectuadas indican que entre ocho y cinco mil años antes de nuestra Era, aquella montaña debió ser un auténtico vergel, poblado por hombres del Paleolítico Superior y Neolítico. Es decir, que se estaría al final de la última glaciación, por lo tanto menos de los diez mil años, antes de nuestra Era, en los que se cifra el final del periodo frío, lo que concuerda con las dataciones efectuadas por otros medios.

Se han catalogado más de quince mil pinturas, cuyo estilo ha ido evolucionando, tanto en la técnica pictórica, como en el empleo de los colores, pasando de los grabados a base de desgastar la roca para trazar un dibujo, considerados las manifestaciones artísticas más antiguas, a pinturas de magníficas factura y perspectiva, tanto de escenas de caza como de los propios animales que habitaron en la zona.

Las más inquietantes se encuentran en un lugar del que el teniente Brennan había advertido a Lhote que quedaría sobrecogido.

Se trata de un macizo rocoso conocido por el nombre de Yabbaren, que en lengua de los tuareg significa “Los Gigantes” y en donde se descubrieron grutas con pinturas sobrecogedoras, no solo por su tamaño sino por lo que representan, pues en ellas aparecen hombres con aspecto y proporciones similares a las actuales, cuyas cabezas son completamente redondas y desproporcionadas, de la que salen una o dos ramificaciones.

Estas representaciones carecen de la calidad apreciada en muchas otras y es lamentable, porque todo hace pensar que se trata de seres vestidos con trajes espaciales, usando una escafandra o casco con antenas que sirvieran para la comunicación.

En el techo abovedado de una gruta hay pintada una figura que los tuaregs llaman el “gran dios” que mide seis metros de longitud, con la cabeza redonda, tan repetida en otras pinturas, vestimentas como las de un astronauta, botas rígidas…

Todo hace pensar que en aquella meseta, en otro tiempo fértil vergel, un día recibieron la visita de seres de otro planeta que influyeron en la vida de los nativos, a los que causaron tan gran impresión que los dejaron reflejados en sus punturas.

 

No hace falta mucha imaginación: pintaron a un cosmonauta

 

Esto no es nada nuevo; ya se ha referido en múltiples ocasiones y lo cierto es que en muy diversas zonas de La Tierra aparecen estas representaciones, lo que se convierte en una señal inequívoca de la visita de extraterrestres, lo mismo que está ocurriendo en la actualidad, aunque por alguna causa que se escapa a nuestro conocimiento, en aquellos tiempos se hicieron visibles y entablaron contactos con nuestros humanos antepasados.

Pero hay muchas más curiosidades en las pinturas de Tassili y es que se han encontrado grupo de animales salvajes, especies extinguidas en la zona hace muchos años y sin embargo perfectamente representadas, como cocodrilos, jirafas o elefantes y por otro lado, animales domesticados como caballos, escenas de caza, donde aparecen arqueros, o jinetes a caballo.

La enorme variedad de pinturas y grabados, así como los diferentes estilos y la evolución de la técnica pictórica inspiró a Lhote a considerar el lugar como el mayor museo de arte prehistórico existente en el mundo.

Pero aun hay otra circunstancia que hacen de lugar una nueva singularidad y es que junto a muchos de los dibujos aparecen símbolos algunos repetidos y otros no que hace pensar a los científicos en la existencia de una rudimentaria escritura que sería muy anterior a la que la ciencia ortodoxa califica como la primera escritura y cuna de la civilización que es la de Mesopotamia.


1 comentario:

  1. Qué duda cabe, que a lo largo de la historia de la humanidad, ha habido civilaciones muy avanzadas...

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