El
naufragio más dramático de la historia de España ocurrió el día 10 de marzo de
1895. El acorazado “Reina Regente”,
construido ocho años antes, se fue a pique con su tripulación de 472 hombres,
sin ningún superviviente.
Sencillamente
se lo tragó la mar que devolvió a los pocos días unos resto insignificantes que
demostraban que el terrible suceso se había producido.
Este
naufragio, del que mi abuela me hablaba desde que yo era muy pequeño, pues ella
había sufrido el dolor en sus carnes, me dio pie para escribir una novela que
aún no he publicado y que me llevó muchos años de intensa documentación.
El barco
era un navío magnífico, nuevo, pero como muchas de las cosas que ocurren en
este país, demasiadas personas habían metido sus manos en él y tenía fallos
estructurales que lo hacía poco “marinero” que dirían los expertos.
En primer
lugar se habían montado cuatro cañones de 240 mm diseñados especialmente por el
artillero jerezano González Hontoria, que se colocaron a proa y popa y bajo los
cuales se hallaban los pañoles de munición.
El
extremado peso de estas baterías, en relación con el desplazamiento total del
barco, limitaba la maniobrabilidad y sobre todo, la batería de proa, impedía
que el buque tomara la mar con la gracia que los buques de guerra lo suelen
hacer y le costara levantar la proa cuando la hundía en una ola.
En segundo
lugar, su timón era muy pesado, catorce toneladas, y con un solo punto de apoyo
y por último, problemas de presupuesto no tenían en perfecto estado de conservación
y funcionamiento las compuertas de cubierta, cuyas juntas estaban muy deterioradas
y permitían la entrada del agua.
Cuento
todo esto para centrar un poco la historia que viene a continuación.
En la
década de los noventa del siglo XIX, Marruecos era un hervidero bélico. Las
hordas rifeñas asediaban Melilla y en una de las escaramuzas, defendiendo el
fuerte llamado Cabrerizas Altas, el general García Margallo, comandante militar
de la plaza, recibió un disparo y falleció en el acto.
General García Margallo
La
contienda se solucionó después con una muy buena gestión diplomática; entre
España y el Sultanato se firmaron unas capitulaciones que se refrendaron por el
sultán Hasan I, en Fez y tenían que ser refrendadas en Madrid por la reina
María Cristina, regente por la minoría de edad de Alfonso XIII.
Tras la
primera firma, el sultanato de Marruecos nombró una embajada que iba encabezada
por Abd el Krim Brisha, un diplomático y hombre de estado muy poderoso que
hablaba español correctamente.
La comitiva
mora se hospedó en el Hotel Rusia, de la capital de España y la mañana en que
salía hacia el palacio real para culminar el protocolo, de entre el público
salió un hombre que de un fuerte puñetazo derribó a Brisha por los suelos.
Por un
momento pareció que todo se iba al traste, sobre todo cuando se comprobó que el
hombre era nada menos que el general Miguel Fuentes Sanchiz, compañero y amigo
del general García Margallo que con aquel puñetazo quería vengar la muerte de
su amigo.
Por
extraño que parezca, Brisha comprendió el sentimiento de su agresor y el
incidente se olvidó, pero España quería quitarse a los marroquíes de encima,
así que en cuanto pudieron los mandaron a Cádiz, los embarcaron en el Reina
Regente que no estaba en condiciones de navegar y esperaba para entrar en
reparación y se los llevaron a Tánger.
La ida fue
un viaje casi normal, aunque empezó a emborrascarse el tiempo, pero la vuelta
es una incógnita. El barco se hundió frente a Barbate y nada se pudo saber de
qué había sucedido.
Y todo por
el puñetazo que un dolor profundo por la pérdida de una compañero y amigo, hizo
perder la cordura a un general.
Ése es y
así se entiende, lo que es el honor militar y hasta el embajador marroquí lo
comprendió, pero no estoy tan seguro de que actualmente un deshonor militar
lleve a un general a pegarle un puñetazo a un compañero.
Como
cualquier persona, un militar puede desarrollar el pensamiento ideológico que
más acaricie sus sentimientos. ¡Faltaría más!, pero de lo que no estoy tan
seguro es de que un militar pueda o deba traicionar aquellos principios que
seguramente con gran honor y satisfacción, juró en su día.
Es una
constante caprichosa de los políticos poner al frente de determinados
ministerios a personas que no tienen ni idea de lo que se cuece en ellos y eso
viene ocurriendo desde hace algunos años, sobre todo en uno muy concreto, el de
Defensa, para el que se viene eligiendo a una mujer con la esperanza de que se
enfrente a un contingente esencialmente masculino y salga airosa.
Tras este
comentario me tacharán de machista y acepto el calificativo porque soy de la
opinión de que para cada puesto hay que elegir al mejor, sea hombre o mujer y
seguro que para Defensa los mejores no se encuentran entre el “sexo débil”.
Eso hizo
que Carme Chacón, ministra de Defensa con el presidente Zapatero, eligiera como
Jefe del Estado Mayor a un teniente general de aviación llamado Julio Rodríguez
Fernández, al que todos conocían como “Julio
el Rojo”.
No entiendo como siendo tan “rojo”, ingresó en el Ejército del Aire
en 1969, estando Franco vivito y coleando. Lo suyo es que se hubiera dedicado a
la militancia en aquellos partidos extremos, rojos como PCEr, ORT, Liga
Comunista Revolucionaria, OMLE, o incluso otros más moderados, como PC y PSOE.
Pero no,
no va a la confrontación directa, lo hace por detrás, por la espalda, con un
puesto en el Ejército asegurado de por vida y con la absoluta seguridad de que
empezó a “rojear” cuando su caudillo,
al que juró lealtad, había muerto.
Pues bien,
“Julio el Rojo” alcanzó la máxima
categoría profesional: General de cuatro estrellas, que hasta entonces solo lo
era el rey.
En 2011,
al ganar las elecciones el PP, fue sustituido por un almirante de la Armada.
A partir
de ese momento sale de dentro todo lo que “El Rojo” llevaba y que resultó que
no era rojo, sino morado, porque el “podemita”,
Rafael Mayoral lo recluta y muy pronto va de la mano de Pablo Iglesias que desde
entonces lucha por situarlo políticamente en un buen puesto del partido. Pero
Julio no vale para político. Lo “incrustan” de número dos en Zaragoza en las
listas para las Generales de 2015 y no sale elegido.
Un nuevo
experimento para colocarlo son las siguientes elecciones, donde va de número
uno por Almería y tampoco sale elegido. Un fracaso tras otro, hace que la única
posibilidad de seguir contando con la inestimable colaboración del ex JEMAD es meterlo
con calzador en la Asamblea de Podemos en Madrid, donde Pablo Iglesias lo
controla todo y consigue que le gane por amplio margen a Isabel Serra.
Tras la dimisión
de Ramón Espinar, Iglesias lo vuelve a “colocar” como Secretario General de
Podemos en la Comunidad de Madrid.
Por sí
mismo sólo consiguió aprobar las oposiciones para ingresar en el honorable
Ejército del Aire, del que salió despedido (retirado) por el gobierno de Rajoy,
por dedicarse a la política estando en situación de reserva, actividad
prohibida.
Ya casi no
le quedaba iniquidad por hacer, pero aún había algo en la caja de los truenos y
se ha despachado abundantemente a favor del pacto entre PSOE, Unidas Podemos y
EH Bildu para conseguir, primero la Comunidad Navarra, luego los presupuestos
de la vergüenza de España que se ha visto abocada a que sus dirigentes pacten
con los asesinos que tiempo atrás les pegaban tiros por la espalda.
Ya no sé
si el general lo ha dicho o lo habrá pensado y es que como Podemos va de capa
caída y es más que previsible que de buena parte de España desaparezca esa
indeseable formación política de resentidos e improductivos parásitos sociales
subsidiados, ya que tanto le gustan a él los asesinos de Bildu, en las próximas
elecciones irá en la lista de este partido, o en coalición con los etarras, por
Navarra o por cualquier otra provincia en la que Podemos se pueda engarzar con
los terroristas, formando una bellísima joya de escoria.
Ya no es
que sea rojo, ni morado, ni de ningún otro color que el negro, el de las
capuchas que usaron y usan sus nuevos conmilitones cuando se sentaban
cobardemente tras una mesa y con los rostros cubiertos, para dar a los
españoles la “feliz noticia” de que
habían asesinado a un militar, poniendo una traicionera y cobarde bomba lapa en
su coche o mediante un acto de valentía como el que supone dispararle a
bocajarro un tiro en la nuca a una persona indefensa.
Y yo no
paro de preguntarme, ¿no es mucho peor este deshonor que desahogarse por la
muerte en combate de un general amigo?
¿Nadie va
a emular al general Fuentes Sanchiz?
¿Sus
compañeros militares no sentirán vergüenza de haber sido algún día sus amigos?
¿Los
políticos socialistas que lo encumbraron sin mayores virtudes, ¿no sentirán
ningún estremecimiento hacia semejante criatura que no ha dudado en
traicionarlos para colocarse en la izquierda más radical?
Del Rojo
no voy a colocar ninguna foto, ya sale demasiadas veces en los periódicos y no
es digno de ilustrar esta página.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarEs una persona sin honor. Y el honor en un militar de carrera, es la principal "divisa", según la centenaria Cartilla del Guardia Civil. (El corrector...)
ResponderEliminarJMaria. No habria yo encontrado mejores calificativos para este tipo. GIR.
ResponderEliminarAcabo de leer el artículo y como todos los tuyos ilustrativo y en este caso valiente.Me sumo absolutamente a tus opiniones.Un abrazo.
ResponderEliminarValiente el articulo y gratificante por lo desusado. Quiero hacer hincapié en la falta de honor del personaje. Un militar, que jura lealtad a la corona y que tiene como máximo jefe al Rey, no puede defender opciones republicanas. Podra ser republicano pero, jurando lealtad a la corona, debe renunciar a todo acto contrario a ella o perder, como es el caso, su honor. Hago distinción entre militares y políticos porque los políticos, va de sua, no tienen honor (basta con comparar las promesas electorales con lo realmente hecho, amen de las continuas mentiras que sueltan).
ResponderEliminarAmigo José Maria, contra lo que suele ser habitual he leido mas tarde tu articulo.
ResponderEliminarUna vez mas, resulta incomprensible la conducta y reacciones humanas como es el Caso del Sr. Rodriguez que habiendo sido General de Ejercito, emplo superior al de Teneiente Gneneral y bajo el mas alto de Capitan General que obstenta Su Majestad el Rey unicamente, y en tal condicion JEFE DEL ESTADO MAYOR DEL EJERCITO (JEMAD),cargo del que fue cesado al ganar la elecciones el Partido Popular y todo ello con arreglo a nuestra vigente Constitucion, al pasar a la situacion aun activa de Reserva, que no de Retiro, se involucra en temas politicos que sabe tiene prohibidos por su condición de militar activo y consigue con ello su baja en el Ejercito.
Mas extraño aun, dada su trayectoria militar resulta la idelogia partidaria con la que se involucra que, no solo por sus pricipios, sino por aristas claramente enemigas de la Constitucion e incluso de la Propia Monarquia parecen incompatibles en absoluto con su trayenctoria enterior.
Pienso que los seres humanos somos capaces de los mayores disparates cuano nuestra conducta o actos los impulsan sentimientos de frustración y venganza cuando pensamos que algo o alguien nos hiere el protagonismo y en suma la vanidad. (tengamos en cuenta que el Sr.Rodriguezde de haber sido mantenido en el Cargo hubiese sido General de Ejercito y JEMAD en Activo con mando varios años mas)
Por todo ello mis respetos para el Señor Rodriguez en su calidad de ciudadano que puede pensar politicamente como quiera y defender la ideologia que quiera, por cierto, gracias a la Constitución que su Partido quiere eliminar, pero mi mas profunda reprobación por la conducata que, segun mi modesta opinión, no fue digna de un Mlitar cuando aún lo era. Feliz 2120 ciudadano Roriguez.
Pepe, valentía y buen desarrollo articular-
ResponderEliminar