El
responsable de la política exterior de la Unión Europea es el español José
Borrell en el que muchos habíamos confiado que al integrarse en el gobierno de
Sánchez, introduciría, aunque fuera una pizca, sensatez, sentido de estado y
moderación.
Me parece
que no ha sido así y Borrell ha derivado su trayectoria de muchos años de
demócrata intachable, para acomodarse a no sabemos qué aspiraciones que le iluminan
o miedos que le atenazan.
Y digo
todo esto, que no viene a cuento con el contenido de este artículo, porque días
pasados, Borrell, el responsable de la política europea y vicepresidente de la
Comisión Europea, envió un avión privado con dos personas y el encargo de mantener
algunas oscuras conversaciones con el gobierno de Venezuela para conseguir que
el presidente/dictador Maduro retrase las elecciones en dicho país.
El avión
privado aterrizó en el “Aeropuerto de la Base Militar Francisco de Miranda”, a
la que se conoce popularmente como “La Carlota”.
El resto
de esta lamentable historia se irá viendo más adelante, ahora es el nombre de
la Base Militar lo que importa y es que hace un par de semanas, un amigo que
sigue mis artículos en el blog me comentaba que tenía que sacar del olvido a un
personaje importantísimo en la independencia de Venezuela llamado Francisco de Miranda
que había muerto precisamente en mi pueblo, San Fernando y más concretamente en
la prisión militar del Arsenal de La Carraca, conocida como Penal de Cuatro
Torres.
Como ya he
dicho en ocasión anterior, refiriendo alguna anécdota personal, yo hice el
servicio militar precisamente en aquel Arsenal y el que fuera Penal de Cuatro
Torres se había convertido en Cuartel de Cuatro Torres, hasta que unos meses
antes de licenciarme, al inaugurarse un nuevo cuartel para la marinería, el de Cuatro
Torres volvió a convertirse en prisión.
Edificio del siglo XVIII conocido
como Penal de Cuatro Torres
Así que en
aquel viejo edificio en el que tantas horas había pasado tuvo su última
residencia Francisco de Miranda, un militar venezolano al que se recuerda en su
país y cuyo nombre lo lleva una de las más importantes bases militares.
Pero, ¿quien
fue este importante militar venezolano cuyo nombre está inscrito en el Arco del
Triunfo de París? Y no solo eso, tiene un cuadro con su retrato colgado en
Versalles y una estatua en el Campo de Valmy, lugar donde se celebró la batalla
del mismo nombre.
Francisco
de Miranda era hijo de Sebastián de Mirada, canario originario del Puerto de la
Cruz, en Tenerife, cuyo nacimiento estuvo envuelto en la duda de que su padre
era un indígena guanche.
Muy joven,
emigró a Venezuela, estableciéndose en Caracas como comerciante y contrayendo
matrimonio con una mujer caraqueña de clase media llamada Francisca Rodríguez.
Gracias a la voluntad y el tesón de Sebastián, consiguió reunir una pequeña
fortuna que allanó muchos de los inconvenientes que su supuesto mestizaje le
acarreaba.
Así, entre
otras cosas, consiguió que contra muchas opiniones, se le aceptara como Capitán
de las Milicias de Blancos de Caracas, cuerpo militar de élite, una de cuyas
formas de ingreso era mediante donaciones para la compra de material militar.
Fruto de
su matrimonio con Francisca, vino al mundo Francisco, que nació en Caracas el
28 de marzo de 1750. Con doce años inicia sus estudios en la entonces llamada
Clase de Menores de la universidad de Caracas y dos años más tarde pasó a la
Clase de Mayores, estudiando latín, gramática española y catecismo, así como
historia, aritmética, geografía, arte, lógica, física y en 1767 obtiene el
título de bachiller.
Junto a su
padre vivió el fuerte enfrentamiento que se empezaba a extender entre los
“blancos españoles y los blancos criollos” que sería el germen de todas las
luchas por la independencia de Hispanoamérica.
Partidario
realista, es decir, de la corona española, decide embarcarse para España con la
idea de servir en el ejército español, con el que combatirá largamente en
Europa, África y América, participando en eventos tan trascendentales como la
independencia de los Estados Unidos, la Revolución Francesa y los procesos de
independencia de la América Hispana.
Con el
grado de capitán estando destinado en la guarnición de Melilla, participa en su
defensa contra las hordas del Sultán de Marruecos y seguidamente en una
expedición militar contra Argel.
En 1781
participa en el refuerzo de la plaza militar de Pensacola, en la Florida,
contra los ingleses, momento de la heroica gesta de Bernardo Gálvez relatada en
mi artículo que puedes consultar en este enlace: http://unalupasobrelahistoria.blogspot.com/2013/03/el-heroe-de-macharaviaya.html
Su
comportamiento militar le valen un ascenso a teniente coronel, pero es más
importante la evolución que experimenta en sus ideas en ese momento, cuando
empieza a contemplar el nuevo concepto de una gran patria, a la que en su
pensamiento denomina Colombia.
Su carrera
militar sigue en ascenso y un año más tarde participa en una expedición que
parte de Cuba para conquistar las islas de las Bahamas, en poder de los ingleses.
Conseguida la capitulación de las tropas inglesas, se ve envuelto en un lio al
que le lleva la envidia y la suspicacia de algunos molestos por la fama que
estaba adquiriendo y se ve forzado a marcharse a los recién constituidos
Estados Unidos, donde permanece año y medio que aprovecha para estudiar en
profundidad el proceso independentista a la vez que traba amistad con George
Washington y con el general francés La Fayette.
Concibe en
esta época su primer esbozo del proyecto de independencia de todo el continente
americano y se embarca en la dura tarea de lograr la ayuda de los distintos
países europeos para conseguir independizar el continente americano.
Pero no
era el momento propicio. La Revolución francesa se estaba gestando y Miranda no
consigue que nadie le haga caso para arreglar un problema a muchos miles de
kilómetros de casa, cuando estaba cayendo una verdadera tormenta en Europa.
Miranda no
pierde el tiempo y se dedica a ampliar su ya extensa cultura, dominando el
latín y el griego y otros cuatro idiomas modernos y en su vivienda en Londres
llegó a juntar una biblioteca de más de seis mil volúmenes.
Después de
viajar incansablemente por toda Europa, exponiendo su proyecto de emancipación,
en 1792 recaló en París, donde establece una solida amistad con el alcalde de
la ciudad, Jerónimo Petión que apoya su aspiración de ingresar en el ejército
francés, cosa que consigue, siendo nombrado Mariscal de Campo del Ejército
Revolucionario.
Sus
constantes movimientos preparatorios de la independencia americana no son
desconocidos del gobierno español que comienza a someterlo a una discreta
vigilancia, mientras prepara la solicitud de extradición para aplicarle la
legislación española.
Como
mariscal del ejército francés obtuvo notables victorias frente al ejército
prusiano, llegando a ser jefe del ejército francés del Norte de Europa. La
envidia, amparada por algunas actuaciones desfavorables le hacen perder la
confianza del ejército francés y en 1795 regresa a Londres donde nuevamente
busca apoyos para ejecutar su plan independentista.
Tras
muchas vicisitudes, decide regresar a Venezuela después de haber tenido
conversaciones con la llamada Junta Suprema del Gobierno de Caracas, en la que
está integrado Simón Bolívar y unos años después es nombrado Teniente General
de los Ejércitos de Venezuela.
Inicia
entonces una etapa como político, integrado en el llamado Congreso
Constituyente que termina proclamando la independencia el 5 de julio de 1811.
Pero
resulta un sueño efímero. Las tropas realistas, es decir las que permanecen
fieles a la corona española derrotan a Bolívar y Miranda se ve obligado a
negociar el fin de aquella primera república.
Renuncia a
sus cargos cuando empieza a comprender que es rechazado en muchos círculos y
prepara la salida del país, pero es detenido por un grupo de militares, entre
los que precisamente se encontraba Simón Bolívar y acusado de traición es
entregado a las fuerzas realistas.
Inicia
allí un periplo por cárceles americanas hasta que a principios de 1814 es
trasladado a La Carraca, donde es encerrado en un calabozo del Penal de Cuatro Torres.
Allí
permanece por espacio de dos años, hasta su muerte que se produce el 14 de
julio de 1816.
Evidentemente
lo expuesto en este artículo es tan sucinto que muchas cosas escaparán a la
comprensión del lector, pero es que la densidad que llegó a alcanzar la vida de
Francisco de Miranda fue tal que para explicarla con cierta ilación sería
necesario todo un libro, pero se comprende la inquietud del personaje, su valía
como militar y su reconocimiento por parte de los ejércitos de diferentes
países, en donde, además, era tenido por un hombre de una gran cultura,
considerándosele precursor de la Independencia Hispanoamericana y el “criollo”,
es decir, hijo de españoles nacido en América, más culto de su tiempo.
El pintor
venezolano Arturo Michelena recreó en esta pintura su estancia en el penal gaditano.
Interesante y desconocido. Como siempre muy bien contado.
ResponderEliminarMuy interesante historia y un personaje ,que aún sabiendo de su existencia, era casi desconocido para mí.
ResponderEliminarPepe, también me licencié sirviendo en el penal de cuatro torres, con el comandante Marcos Fernández. Un abrazo
EliminarSin tener, ni mucho menos, tus conocimientos historicos, siempre sospeché que el nombre impuesto a su Regimen Político por Hugo Chaves - Republica Bolivariana de Venezuela - como indudable homenaje a quie ellos cosideran "El Libertador", encerraba detras un odio cainita a España, pais que mas que colonizador fue descubridor y cultirizador de muchos territorios con los que, en unltima instancia, mezclo y cruzo su sangre con los indigenas, prueba de ello es solo atender a los apellidos venezolanos.
ResponderEliminarPienso que con esta mezcla se transmitio algo que, por desgracia en nuestra querida España se da con harta frecuencia, las actitudes desagradecidas y cainitas. Fruto de esa transmision genetica nos encontarmos con que "criollos" y descendientes de esos "criollos" profesan un odio sin limites a nuestro pais, cuya estabilidad y traquilidad estan tratando de destruir a toda costa, eso con la inestimable ayuda de algun que otro "español" de Derecho que no de hecho, a juzgar por su comportamiento, que inmerso en odios trasnochados y con ides liberticidas y decimononicas tratan de hechar por tierra los cuarenta años mas tranquilos y fructiferos que yo, en mi limitada cultura Historica, creo que ha disfrutado nuestra España.Un Saludo José María
Documentado artículo que da luz a este personaje importante en nuestra historia, que desconocía y que merece tener presente.
ResponderEliminar