viernes, 16 de junio de 2023

CAMBIAR DE SEXO NO ES NUEVO


 

 

A veces creemos que los tiempos actuales van a la vanguardia de todo, pero son los clásicos los que nos demuestran lo muy equivocados que estamos.

En los últimos años se han ido aprobando leyes a las que un amplio sector de la izquierda política llaman progresistas, que tratan de hacer visualizar situaciones novedosas que piensan que estuvieron escondidas durante siglos.

Así, el matrimonio homosexual se vende como una innovación cuando la historia nos cuenta que en la Grecia clásica existió el famoso Batallón de Tebas, compuesto exclusivamente por parejas homosexuales masculinas que luchaban juntos hasta la muerte. (Sobre este tema escribí un artículo que puedes consultar aquí: http://unalupasobrelahistoria.blogspot.com/2021/02/el-leon-de-queronea.html ).

O más recientemente la llamada “Ley Trans”, sobre el cambio de sexo, acerca de lo que volvemos a pensar que se nos ha ocurrido ahora cuando ya Ovidio nos habló del cambio de sexo en su obra inmortal “Metamorfosis”.

¿Se operaban los romanos para cambiar de sexo como se hace ahora? ¡No! Por supuesto que no, no había ninguna posibilidad de que la cirugía pudiera brindar esa oportunidad, pero en aquella época contaban con una ventaja de valor inestimable que hoy día no tenemos: Los dioses.

Publio Ovidio Nasón, el genial poeta romano que vivió a caballo del cambio de Era  y al que se le conoce fundamentalmente por su dos grandes obras: Arte de Amar y Metamorfosis, en la que habla de muchas cosas, demostrando siempre una erudición impropia de aquella época. Cuenta cómo se inició la vida en nuestro Planeta y las fases por las que pasó el ser humano, desde nómada y pacífico, hasta sedentario y belicoso y su lectura nos enseña que en poco se diferencia de lo que la ciencia ha ido descubriendo con posterioridad  y así, siguió con su cronología hasta llegar a Julio Cesar.

Es en esta obra, casi una enciclopedia de la antigüedad y más concretamente en el Libro IX que bajo el título de Ifis,  Ovidio cuenta un cambio de sexo ocurrido en los albores de la civilización.

El hecho lo sitúa en la isla de Creta, donde vivía  un varón llamado Ligdo, de familia desconocida, perteneciente a la plebe, escasa de recursos, pero persona de gran crédito entre sus vecinos.

Ligdo casó con Teletusa, una bella joven de buena familia la que al poco quedó embarazada, pero dada la escasez de recursos de la familia, Ligdo pedía a los dioses que el sufrimiento del parto de su esposa pasase pronto y que diese a luz a un varón, pues caso de ser del otro sexo supondría una carga insoportable.

Así, conminó a Teleusa que si paría una hembra se deshiciese de ella, una exigencia con una decisión que igualaba la pena que ambos sentían de tener que acabar con una vida.

Llegados los últimos días de gestación y ya muy próximo el parto, la futura madre rezaba encarecidamente a la diosa egipcia Isis para que la alumbrara en momentos tan duros, la cual, haciendo caso a sus ruegos, se le apareció en sueños, acompañada por su habitual cortejo y le dijo que engañara a su marido, diciendo que, fuera del sexo que fuera la criatura que había de nacer, dijera que era un varón y como tal lo vistiera y tratara. Llegado el parto, nació una hembra que rápidamente fue vestida como varón y entregada a una nodriza, como debía sr costumbre.

Contento Ligdo, puso al recién nacido el nombre de su propio abuelo: Ifis, nombre que, casualmente era de género neutro, con lo cual nadie se engañaría, de descubrirse el engaño.

Transcurrió la infancia de Ifis sin que nadie supiera su verdadera condición, más allá de su madre y la nodriza y así Ligdo lo prometió en matrimonio con Yante, la más bella de las doncellas cretenses. Los jóvenes se conocieron y enamoraron perdidamente sin saber la joven que su enamorado era también mujer, como ella y del que esperaba que al llegar al matrimonio se mostrase como el hombre que desea, mientras, Ifis se lamenta amargamente de no poder satisfacer la pasión amorosa que la domina y se queja a los dioses que permitieron aquella desdicha, cuando hubieran podido darle la solución correcta.

Despliega Ovidio, en ese momento toda su capacidad poética y escribe párrafos de una gran belleza que solamente una pluma de la sensibilidad de este poeta pueden conseguir. Verdaderamente dignos de leerse.

 


Ifis y Yante inmortalizados por Rodin

 

Pero volvamos con la historia. Se presenta un enorme dilema que nadie es capaz de resolver sin descubrir un engaño de tal envergadura que ya no solamente afecta a Ligdo, mantenido por muchos años, sino a toda la familia y a la propia Yante, engañada de forma tan execrable y también a la familia de ésta.

Se empeña Teletusa en alargar la agonía posponiendo la fecha de la boda con  mil excusas, con enfermedades fingidas o con malo augurios o presagios funestos.

Sin más recursos a su alcance y dada ya por perdida cualquier posibilidad de salir airosa de semejante embrollo, se arrodilla ante el altar de la diosa Isis en demanda de ayuda a una situación que se ha producido gracias a haber seguido aquel consejo recibido en sueños.

En su delirio angustioso cree ver que la diosa se movía en su altar y que las puertas del templo temblaban y un tintineo acompaña la escena.

Temerosa pero alegre por lo que interpreta como buen presagio, Teletusa abandona el templo seguida de su hija, la cual va cambiando su paso tímido de muchacha por el más decidido de varón, se le oscurece el semblante y aumentan sus fuerzas y el cabello se vuelve más corto y descuidado.

La que hace poco era mujer, se ha convertido en un muchacho y así, al día siguiente cumplió Ifis sus deseos de poseer a su amada Yante.

Una diosa propició un poético cambio de sexo, totalmente incruento pero tan deseado como los que se están produciendo en la actualidad sin intervención divina, solamente con “intervención”.

La imaginación de los clásicos no conoce límites, sobre todo cuando pueden acudir a los dioses que con tanta amabilidad conceden sus deseos cuando se piden desde lo más hondo del corazón.

He leído que hay quien no se explica como no es Ifis el emblema de la transexualidad, porque no habrá muchos ejemplos de una belleza como la de éste.

3 comentarios:

  1. Bonito e interesante artículo. J.Exposito.

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  2. Estupendo e ilustrativo artículo, felicidades

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  3. Un artículo muy curioso y ameno, José María.
    Óscar Lobato.

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