Es posible que a muchos esta palabra no les suene de nada, pero es tan antigua que ya estaba recogida en algunos de los textos más añejos de la Humanidad: Los Veda, el Panchatandra, el Mahabarata, el Ramayana, textos indios escritos en sánscrito desde mediados del segundo milenio antes de nuestra Era.
En toda esa literatura se escribió sobre unas “naves que volaban” surcando los cielos de la India hace más de cuatro mil años. Pero no solamente volaban, sino que lanzaban rayos de poder y destrucción.
A mediados de la primera década del presente siglo, la India pareció querer reconocer que estaba haciendo una serie de experiencias sobre unos artilugios voladores como los descritos en los textos más antiguos antes referidos.
Todo partía de unas fotografías tomadas en 1985 en el desierto de Thar, en la frontera entre India y Pakistán, de unas naves voladoras tan insólitas como desconocidas.
Este velado reconocimiento puso muy nervioso a otros países, sobre todo a Estados Unidos porque venía a demostrar que India no solamente apreciaba la belleza de sus textos más antiguos, sino que estaba experimentando con lo que en ellos se describía, que es mucho y muy conciso, como más adelante veremos.
En primer lugar, un Vimana es una nave voladora que no tiene nada en común con los conceptos que tenemos de la aeronáutica. Su forma no recuerda la de un OVNI de los que actualmente están catalogados, ni la de un avión convencional, es algo completamente diferente, otro concepto de vuelo.
Siempre según lo detallado en los textos indios, que los denominan “los carros de los dioses”, había al menos cuatro tipos de Vimanas: Rukma, Tripura, Sakuna y Sundara; las cuales se subdividían a su vez en más de un centenar de clases.
Todos ellos de morfología distinta que iban desde conos achatados, hasta las alas retráctiles, como los modernos cazas, o de forma similar a la de un zepelín.
Recreación de un vimana en forma de cono escalonado
Hay que señalar que aunque estos artilugios voladores están recogidos en los libros antes mencionados, su existencia es muchísimo más antigua, casi incalculable, pues las crónicas pueden referirse a diez o doce milenios atrás.
En la Biblioteca Real de Sánscrito de Varada, en la India, un grupo de investigadores ingleses encontró en el año 1908 un libro titulado “Vaimanika-Shastra” que literalmente quiere decir “Escritura acerca de naves volantes”.
El libro comienza diciendo que tratará de la ciencia de la aeronáutica, una ciencia que servirá para trasladar a las personas de manera confortable, de mundo a mundo, por el cielo.
El libro se escribió en 1875, basándose en un texto sanscrito del siglo primero de nuestra Era y de cualquier modo, en el año en que se escribió nadie en el mundo había materializado la forma de desplazarse por el aire, un sueño tan antiguo como la Humanidad, pero realmente inalcanzable hasta que la tecnología moderna puso a favor del sueño, sus avances mecánicos. El primero que fue capaz de construir un aeroplano que consiguió despegar y recorrer cincuenta metros, fue un ingeniero francés llamado Clement Ader y no lo hizo hasta 1890, quince años después de que se escribiera el mencionado libro. Por tanto, el libro no copia nada de la aviación, que en ese momento era una perfecta desconocida.
Está dividido en ocho capítulos, el primero de los cuales se dedica a la persona que ha de dirigir la máquina voladora, estableciendo cuales deben ser sus conocimientos y entrenamientos, las vestimentas e incluso su régimen alimenticio, las rutas aéreas y algún detalle más.
Los dos capítulos siguientes se refieren a los metales de que deben construirse y las lentes que se deben incorporar, así como espejos parabólicos para la concentración de rayos solares.
El siguiente capítulo trata de las fuentes de energía y el quinto hace referencia a los motores, a los que llama “yantras”.
Este es el capítulo más sorprendente porque describe cómo ha de funcionar el motor. En primer lugar hay que aclarar que la palabra “Vimana” tiene su origen en el término sánscrito “mani” que quiere decir cristal o cuarzo, lo que da una idea de donde ha de proceder la fuente de energía. Siguiendo la explicación dice que el “yantra” ha de poseer seis cristales; uno de estos cristales se encuentra en una vasija de ácido y otro en el foco de un espejo parabólico conectados por cables eléctricos. Otros elementos fundamentales del motor son los electroimanes y el cobre, así como polvo de mica.
En toda esta literatura que fundamentalmente contienen leyendas y tradiciones, pueden leerse episodios bélicos que están relacionados con invasiones aéreas y guerras destructivas que acabaron con ciudades y naciones, como se lee en mi artículo sobre la ciudad de Mohenjo-Daro que puedes consultar en este link: http://unalupasobrelahistoria.blogspot.com/2016/12/las-bombas-atomicas-de-la-antiguedad.html
Pero lo que no deja de sorprender es que, basándose en las descripciones que los textos hacen, el gobierno de la India haya decidido recrear aquellas naves voladoras.
A mediados del pasado siglo, tras proclamarse la República Popular de China, el ejército rojo invade el Tíbet so pretexto de que habían colaborado con el general Kai-Shek, contra Mao. Al entrar en Lhasa, la capital del país, saquean el palacio del Dalai Lama, donde encuentran una gran cantidad de textos escritos en sanscrito y que ellos no entienden, por lo que los envían a la India para que sean traducidos por la prestigiosa experta en sanscrito doctora Ruth Reyna, de la universidad de Chandigar, la cual queda sorprendida al conocer el contenido de dichos documentos en los que se habla de la construcción de naves espaciales interplanetarias, a las que se llama “astras”, cuyo medio de propulsión era un desconocido sistema antigravitacional y con el que los constructores habrían enviado hombres a algún planeta.
No hablan los manuscritos que hayan ocurrido comunicaciones interplanetarias, pero sí que habla de un viaje de la Tierra a la Luna.
La doctora Reyna mantuvo un secreto profesional sobre las traducciones que iba realizando y entregando a su cliente, China, pero el espionaje internacional detectó que la República Roja estaba implementando un programa espacial que tenía mucho que ver con las traducciones que se estaba realizando. Sorprendidos en su proyecto secreto, el gobierno tuvo que hacer una declaración sobre el asunto, reconociendo sus ensayos sobre las nuevas formas de energía.
En ese momento la doctora Reyna hizo publicas algunas de sus traducciones que por esa razón han llegado al conocimiento público y por esa razón el gobierno indio comienza también sus experiencias, como las detectadas en el desierto.
Estos manuscritos conservados en la residencia del Dalai Lama en Lhasa, que nada tienen que ver con los textos clásicos hindúes, coinciden plenamente con ellos porque los “astras” de aquellos son los vimanas de éstos.
Algún ufólogo viene considerando la posibilidad, no demasiado remota, de que muchos de los avistamientos ovnis de los que se tiene noticia y que se tratan de naves que presentan un comportamiento completamente inusual, según los cánones de la aeronáutica, sean en realidad vehículos experimentales creados con las tecnologías de los astras y los vimanas.
Pero si esto es una información sorprendente, que lo es, no menos sorprendentes resultan otros documentos, como el que trata de unas aleaciones de metales capaces de absorber casi la totalidad de la luz que le llega por un rayo directamente apuntado hacia él, lo que en definitiva supondría que al no ser directamente iluminado, sería invisible.
Esta tecnología lleva años experimentándose en materiales invisibles para los radares y se aplica, sobre todo en aviación.
Estas aleaciones serían combinadas con otras que presentarían otras propiedades igualmente sorprendentes, para los conocimientos de aquella época, como metales capaces de resistir sin inmutarse las altas temperaturas que se producen en la reentrada a la atmósfera terrestre y que además tendría la extraña capacidad de convertir la luz en energía, cosa que se está haciendo ya en la actualidad con las placas solares.
Hasta aquí, una exposición muy superficial de la tecnología que hace ciento veinte siglos se llegó a tener, lo que en nuestra mentalidad resulta increíble, a menos que nos replanteemos los conceptos ortodoxos con los que nos hemos venido manejando hasta ahora. Pero… y siempre hay un pero, qué causó una quiebra tan abrupta en los conocimientos que al parecer se poseían hace doce mil años y que produjo una caída tan brutal en el desarrollo del género humano.
Es muy posible que ocurriera entonces lo que en algunos momentos de nuestra historia reciente ha estado a punto de volver a ocurrir y que las civilizaciones que poseían tan alta tecnología, se enredaran en una guerra totalmente destructiva de la que ninguno salió ganador.
Rastros de antiguas explosiones nucleares se han encontrado en muchos lugares, pero lo que sería maravilloso es encontrar alguno de aquellos vimanas que hubiera sobrevivido a la catástrofe.
A lo mejor esas experiencias que pueden haber dado lugar a avistamientos de objetos nada concurrentes con las características de nuestra aeronáutica convencional, podría venir a hacer buena la sentencia de Paul Éluard que dice: “Hay otros mundos, pero están en éste”.
La historia de la humanidad es sorprendente!!!
ResponderEliminardicen que hitler estuvo trabajando con una campana antigravitatoria, gracias a las vimanas.
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