viernes, 26 de junio de 2020

SALIR DE LA IGNORANCIA




Decía un sabio que quería aprender no para saber más, sino para ignorar menos y es un buen pensamiento que entra en conexión con ese otro que dice querer cambiar todo lo que se sabe por la milésima parte de lo que se desconoce.

Si hacemos un repaso por el desarrollo del conocimiento a lo largo de la historia, podemos comprobar que se han ido alternando periodos donde el saber ha sido brillante, por otros en los que no ha sido precisamente brillo, sino opacidad, lo que lo ha adornado.

Nos sorprenden los conocimientos que civilizaciones antiguas debieron tener sobre temas tan complejos como la astronomía, cuando en plena Edad Media, quisieron quemar a Galileo por decir que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol y no al revés, como el rancio catolicismo imponía.

Porque se ha dicho, desde hace ya varias décadas, que babilonios, egipcios e incluso mayas, en otro continente, poseían una información bastante exacta del universo y que la reflejaron en su cultura de formas diversas, pero la más común fue estableciendo proporciones en edificaciones de todo tipo.

Encontrar la relación entre la altura de una pirámide y el área de su base puede estar conectado con cierto número descubierto siglos después por los griegos, o saber cómo orientar la entrada del templo de Abu Simbel para que recoja los rayos del Sol naciente 61 días antes y 61 días después del solsticio de invierno (21 de diciembre), proyectándose hasta la pared del fondo; o cómo sale el Sol ante los ojos de la Esfinge de Guiza el día en que se inicia la primavera, requiere de unos recursos matemáticos y astronómicos realmente avanzados.

La meseta de Guiza y las construcciones que alberga denotan unos elevados conocimientos que de alguna forma el pueblo egipcio poseía, cuando la realidad es que en otros campos, su bagaje cultural era más bien escaso. Pero no es imposible destacar en una sola rama del saber y hacerlo hasta extremos insospechados.

 

La Esfinge y la Pirámide de Keops

 

Según la historia ortodoxa nos ha ido marcando, la cultura egipcia sucedió a la mesopotámica y a ella le siguió la cretense, luego la griega, romana, etc., pero la ciencia avanza en dirección divergente de la clásica ortodoxia y poco a poco se van haciendo descubrimientos que realmente hacen pensar si no estaremos en todo equivocados y hay que replantear todo nuestro conocimiento.

Con años de diferencia, las construcciones de la llanura de Guiza más importantes son las tres pirámides, Keops, Kefrén y Micerinos y la Esfinge. Todas ellas fueron construidas entre los siglos XXVI y XXVII antes de nuestra Era.

Junto a ellas hay otras pirámides, mucho más discretas y escalonadas, son las mastabas, construcciones que querían llegar a la altura de sus hermanas mayores, sin conseguirlo.

Es decir, hace unos cuatro mil seiscientos años, se construyeron las impresionantes obras arquitectónicas de la famosa meseta.

Cierto que datar de forma precisa las construcciones a base de piedras es muy complicados, porque las piedras han existido desde siempre y solo las han transportado, por lo que se complica el método del carbono14, así que para tener una certeza será preciso emplear otros métodos, mucho más complicados y a la vez más científicos.

Así, ha surgido la “Arqueoastronomía”, una forma de datar las construcciones a partir de los datos astronómicos que los constructores incluyeron en sus obras.

Esta nueva ciencia se basa en el enorme progreso que la astronomía ha experimentado en el último siglo y que permite conocer con exactitud milimétrica que posición ocupaban las estrellas y las constelaciones en relación con la tierra a lo largo de los siglos y de los milenios. En definitiva es un sistema de datación por la alineación de las estrellas.

En el caso de la meseta de Guiza la datación de sus cuatro figuras más emblemáticas ha experimentado cambios de muy diverso tenor. En primer lugar se ha creído que la Gran Pirámide, la de Keops, es unos setenta años más moderna de lo que se la había datado, por lo que no pudo haber sido erigida por este faraón y sin embargo, la Esfinge sería mucho más antigua, dado el alto grado de erosión que presenta.

Todo esto se complicó más cuando usando la arqueoastronomía, el ingeniero y escritor belga, nacido en Alejandría, Robert Bauval comprobó que las tres pirámides están construidas como reflejo en la Tierra de las tres estrellas de la constelación de Orión, también llamada de El Cazador, quizás la constelación más prominente del cielo que puede verse desde los dos hemisferios terrestre.

Por si esa teoría no tuviese suficiente rigor, se han hallado textos egipcios en los que se relata que cuando el rey mítico Osiris murió, se trocó en una estrella de Orión, paso previo a convertirse en una deidad. Eso demuestra la importancia que dicha constelación tenía para los egipcios.

Pero la posición de las pirámides no se corresponde actualmente con la situación de las estrella de esa constelación y es que el firmamento va cambiando conforme a unos patrones muy exactos, de manera que es posible redefinir su posición en cualquier momento del pasado.

De esa manera se comprobó que la posición sí se correspondía exactamente con la que las tres estrellas tenían en el año diez mil quinientos antes de nuestra Era y además que la Esfinge, en aquel momento, miraba en dirección contraria a Orión.

Aquí está el enigma. O bien todas las construcciones de la meseta de Guiza son del año menos diez mil quinientos, o bien quisieron los egipcios realizar algún tipo de conmemoración hacia esa fecha, en cuyo caso sus conocimientos astronómicos serían aún superiores a lo imaginado porque habrían de conocer la posición de las tres estrellas seis mil años atrás.

De una u otra forma, hay que replantear el conocimiento a la luz de los avances tecnológicos, pues de no ser así, nos habríamos quedado con la pueril explicación que el arzobispo de Armagh, James Usser dio de la edad de nuestra planeta, teniendo como único fundamento la lectura exhaustiva de la Biblia. De esa manera tan científica llegó a la afirmación de que la Tierra se empezó a construir a mediodía del domingo 23 de octubre de 4004 AC y todo lo creado es obra de Dios.

Y se quedó tan tranquilo, como puedes ver si consultas el artículo que escribí hace unos años y que se encuentra en este enlace: http://unalupasobrelahistoria.blogspot.com/2013/04/la-edad-de-la-tierra.html

Esta posición, que en el seno de las religiones cristianas, se denomina “creacionista”, se enfrenta radicalmente contra la llamada “evolucionista”, creada a raíz de que Charles Darwin planteara la idea de la evolución biológica en su libro “La evolución de las especies”, de 1859.

Solamente la fe podía salvar del abismo científico una teoría tenida ya por absurda, pero un descubrimiento realizado a principio del siglo XX,  en las orillas del río Paluxi, en Texas, vino a complicar el asunto. Aparecieron unas huellas de dinosaurios impresas en unos sedimentos de hace doscientos cincuenta millones de años y junto a ellas, huellas de pies humanos.

Los dinosaurios desaparecieron hace sesenta y cinco millones de años y los primeros homínidos empezaron a caminar hace unos cuatro millones. Por tanto, dinosaurios y homínidos no pudieron nunca convivir.

 

Huellas sobre el sedimento del río Paluxi

 

Salvo que la interpretación sea la creacionista en cuyo caso es muy sencilla: Dios los creó a todos a la vez hace seis mil años.

Tan sencilla explicación agrede a la inteligencia humana que con una pregunta tan sencilla como: ¿qué pasó entonces si fueron creados hace seis mil años y dejaron su pie impreso hace doscientos cincuenta millones?, se desmonta la base de la teoría.

Pero la otra, la evolucionista tampoco consigue explicar el asunto: ¿cómo es que homínidos y dinosaurios pisaron a la vez el mismo sedimento?

Muchos científicos han estudiado el tema y se han formulado teorías que van desde que las pisadas no son humanas, hasta asegurar todo lo contrario y certificar que sí lo son.

Habrá muchas explicaciones que pueden desplazarse desde la existencia de un fraude de arqueólogos deseosos de fama, hasta desconocimiento de especies animales que pudieran dejar aquellas huellas parecidas a la de los humanos. O, por que no, humanos que ya existieron en aquella época y que por razones que ignoramos se extinguieran sin dejar rastro, volviendo a aparecer millones de años después, cuando evolucionaron de especies más perfeccionadas y con mejores perspectivas de supervivencia.

Si las pirámides o la Esfinge tiene seis mil años más de lo que hemos venido creyendo, moviéndose en un arco de tiempo muchísimo más estrecho, ¿por qué no pudo aparecer una efímera especie de homínidos hace doscientos cincuenta millones de años, cuando el arco temporal es tan amplísimo?.

La ortodoxia está anticuada. Hay que abrirse más al conocimiento de nuevas tendencias, nuevas ideas que traten de explicarnos lo que ya la ciencia obsoleta es incapaz de precisar.

5 comentarios:

  1. Muy interesante...efectivamente,hay que abrirse al conocimiento...

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  2. ¿Y si las huellas humanoides son de alienígenas?

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  3. El afable arzobispo de Armagh, James Usser, no solo hizo ese maravilloso calculo sino que también, basándose en la biblia, llego a justificar al anglicanismo como la auténtica religión de Cristo en detrimento de la verdadera (creo que en nuestra amada isla de León hubo cierto ateo que al llegar los protestantes e intentar captarlo comentó … "si no creo en la Católica, que es la verdadera, como voy a creen en la vuestra" o al menos así me ha llegado a mí por tradición oral aunque también reconozco haber escuchado la misma anécdota en otros contextos). El mundo antiguo tiene, sin duda, muchísimos elementos que son digno de admiración pero que distan mucho de ser comparados con el conocimiento actual y que quedan solo para nuestra curiosidad. Existe actualmente una corriente, que podríamos llamar nostálgica, donde se pretende volver al conocimiento antiguo o al menos buscar en él solución para algunos de los problemas actuales lo cual pienso que es absurdo porque, por muy admirable que sea el que los griegos, sin medios matemáticos ni materiales (solo con la razón), llegaran a calcular las dimensiones de la tierra, o su distancia al sol y a la luna con aceptable precisión no se puede comparar con los conocimientos actuales. De hecho estamos comparando las civilizaciones egipcias o aztecas con la iglesia Católica sin tener en cuenta que fue la iglesia la que creo las universidades precisamente en el momento de mayor oscuridad en Europa o que en sus conventos se almaceno y divulgo (por medio de la copia) el conocimiento escrito que había, muchas veces incluso de textos llamados prohibidos. Ya en tiempos de Galileo, fue la iglesia Católica la que diseño, basándose en conocimientos astrológicos precisamente, el actual calendario gregoriano que consigue corregir los desfases en la rotación y traslación de la tierra o que un siglo después de Galileo se inaugurara el Observatorio Romano, el más importante centro de estudios astronómicos del momento y uno de los más antiguos actualmente. Es curioso, por lo menos, que Galileo sea por todos conocidos, más que por sus aportaciones a la ciencia, por su “persecución por la iglesia católica” y pasen desapercibidos los ataques, realmente más virulentos, que tuvo que soportar Copérnico por el mismo motivo por otras iglesias distintas a la católica. Hoy mismo, cuando todos estamos en la doctrina dominante del Cambio Climático se ejerce violencia sobre los disidentes al dogmatismo establecido sin aceptar el más mínimo debate, igual que le ocurriera al mencionado inventor del telescopio, con la diferencia de los siglos pasados que se suponen nos hacen más sabios y tolerantes. Quizás la vuelta a la barbarie que estamos experimentando con la destrucción de obras de arte y monumentos sea consecuencia de ese extraño romanticismo que quiere hacernos volver al chaman en detrimento de los avances cuánticos.

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  4. Querido Jose Maria, cuando va a leer El Ser Uno? Todas las respuestas estan ahi.
    Mealegro que diga que hay que abrirse a nuevas ideas y tendencias.
    Me gustan estos articulos que plantean incognitas sabiendo que hay respuestas.
    Un abrazo. TERE

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  5. Más que interesante JM. Un abrazo GIR

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